Bolivia y las mentiras (X) - Inca pedófilo
Tras la publicación del anterior artículo me han dicho que no tendría que escribir mal de los incas, que debería recordar que los españoles nos invadieron y sometieron y no hacerle un flaco favor a nuestra historia. Lo que yo creo es que tengo que decir las cosas como fueron porque callar, o decir las cosas como no fueron, sería mentir.
Voy, entonces, a cumplir mi anuncio y revelarles un caso de pedofilia que aparece en una de las crónicas que fueron escritas sobre los gobernantes del Tawantinsuyu: la “Suma y narración de los incas”, de Juan de Betanzos.
Sí. Fue español, pero, con excepción del cerco de Lima, no participó en la invasión. Debido a su habilidad como intérprete del quechua, se lo contrató como escribiente para tomar declaraciones a los quipucamayos y, de esa manera, se enteró, de primera mano, de la historia de los incas.
Pero la gran diferencia entre Betanzos y los demás cronistas es que él se casó con una noble indígena, el equivalente a una princesa en la visión occidental, Cuxirimay Ocllo, descendiente directa de Pachacuti.
Estuvieron casados unos 20 años, tiempo en el que ella le contó todo lo que sabía sobre los incas que le fueron contemporáneos y sus predecesores. Por esa razón es que la crónica de Betanzos es más creíble que otras escritas por españoles, porque sus fuentes fueron testigos directos de los hechos que le refirieron.
Por esta crónica sabemos que los incas fueron incestuosos, pedófilos y polígamos, aunque estas etiquetas corresponden a la cultura occidental y todas esas conductas eran muy normales para los habitantes de esta parte de América. Siempre a nivel de los incas, el incesto no sólo era permitido, sino fomentado, por la creencia de que debía mantenerse la pureza de sangre. Desde Manco Capac y Mama Ocllo, los incas se casaban con sus hermanas, que eran las esposas principales, o coyas, y, al margen, podían tener decenas de concubinas.
Cuxirimay Ocllo le contó a su marido español que el propio Huayna Capac la eligió para casarse con su hijo Atahualpa. Cuando se celebró la boda, ella tenía entre 11 a 12 años y el marido era 18 años mayor. La edad de la novia no fue impedimento ni motivo de crítica porque, aparentemente, la pedofilia era vista como algo natural.
El matrimonio duró poco tiempo, porque Atahualpa fue capturado en Cajamarca y luego ajusticiado. El líder de los invasores, Francisco Pizarro, tomó como amante a Cuxirimay Ocllo, con quien tuvo dos hijos. Cuando nació el segundo, ella tenía 17 años.
Tras la muerte de Pizarro, Juan de Betanzos se casó con ella, y así tuvo acceso a la sociedad incaica. Su mujer tuvo un nombre español: se llamó Angelina Yupanqui.
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA