El discurso de Arce
El discurso del presidente Luis Arce, en el Día del Estado Plurinacional, ha dejado más interrogantes que certezas.
En medio de un ambiente más sobrio y menos ruidoso que los festejos organizados por el expresidente Evo Morales, Arce destacó lo que considera logros en la economía y que, desde su perspectiva, han reencaminado al país en la senda del crecimiento.
En efecto, remarcó medidas como la distribución del Bono contra el hambre o la devolución de aportes para la jubilación, entre otras, que en su opinión han permitido reactivar la demanda interna, que es el núcleo del denominado “modelo” masista; ha anunciado que en esta gestión se llegará a un 6% de crecimiento y nuevamente ha expresado su fe en la sustitución de importaciones como el eje de su política económica.
Tras reiterar la narrativa oficialista del “golpe de Estado” —aunque con menos énfasis que antes— y apelar a la retórica del racismo y la discriminación, a la que recurre con frecuencia su partido como revulsivo para sus votantes cautivos, el Primer Mandatario, en lo político, ha pedido el cese de las “ambiciones individuales y enfrentamientos internos” en el MAS y ha llamado a la unidad.
Como se puede advertir, el Presidente no ha abordado aspectos críticos para la ciudadanía. No se ha referido, por ejemplo, a la creación de empleos; mantiene Arce una fe ciega en la sustitución de importaciones mediante la creación de empresas públicas que, sin embargo, hoy son responsables de buena parte del déficit fiscal promedio del 8% de los últimos años.
Insistir en esa política fracasada en los 60 del pasado siglo, con la instalación de “elefantes blancos”, es condenar al país a un mayor endeudamiento interno y externo y convocar a la corrupción. Excesivamente triunfalista con el llamado “efecto rebote” del crecimiento, que se da después del confinamiento por la pandemia, no ha dicho nada sobre reducir el Estado hipertrofiado por la burocracia, la corrupción, el narcotráfico, el contrabando y el tráfico de tierras.
Tampoco ha dado un mensaje claro sobre la vacunación, esencial para la recuperación de la economía. Sin una posición clara al respecto, la política pública en el tema difusa y da marchas y contramarchas.
Nada dijo sobre la crisis judicial, que exige una urgente reforma. La democracia no funciona sin una justicia independiente, pero esto, al parecer, no es un problema para el oficialismo.
Arce pudo haber aprovechado esta aparición pública para anunciar medidas efectivas contra la crisis multidimensional que aqueja al país, pero no ha sido así. Tiene un frente externo complicado, pero no lo es menos el interno, donde los intereses de los grupos corporativos que constituyen su partido amenazan con destrozar la gobernabilidad debido a la disputa por mayores espacios de poder o pegas.