El silencio de la UMSS sobre el Museo
Hace algunas semanas se vive en Cochabamba una controversia absurda sobre el traslado, o no, del Museo de Historia Natural. Absurda porque gran parte del debate se refiere al Museo solamente de manera utilitaria, porque en las posiciones planteadas se enfatiza más la construcción o no de un Centro de Convenciones, la permanencia o no del jardín en su estado actual de abandono (o recuperación silvestre), la participación social en los planes municipales, pero se dice poco o nada del Museo y la necesidad de fortalecerlo.
Se han pronunciado arquitectos y abogados, ambientalistas y columnistas, urbanistas y empresarios, pero hay un silencio ruidoso que resulta sorprendente: el de la Universidad Mayor de San Simón.
La UMSS firmó un compromiso en 1997 y es, sin duda, parte constitutiva del Museo y corresponsable de su gestión, mantenimiento y fortalecimiento. ¿Qué quiere hacer del Museo? ¿Qué propone? ¿Cuáles son sus planes para fortalecerlo? ¿Cuáles para integrarlo a la vida académica de la U? ¿Cómo piensa mejorar sus servicios científicos y de conservación?
Con su silencio, no solamente nos empuja al conflicto a los demás, sino que parece actuar como los avasalladores que confunden posesión con propiedad, desconocen compromisos e ignoran las leyes. Eso es muy irresponsable y es inaceptable en una institución creada para orientar con la razón, el conocimiento y la ética.
Peor aún, dejando que el conflicto se agudice, involucrando al gobierno departamental y al nacional, politizando el tema y empujando a los ciudadanos a intervenir, la U parecería estar buscando la ruptura del convenio y la muerte lenta del Museo, que a este paso puede quedar atrapado en las redes de un sistema judicial que hace tiempo perdió capacidad para resolver controversias.
Cochabamba merece algo mejor. El compromiso de sus ciudadanos, claramente demostrado en este tema, exige acciones institucionales de mayor responsabilidad y que demuestren que podemos vivir en un Estado de Derecho y aspirar a un desarrollo sostenible e incluyente.
Columnas de ROBERTO LASERNA