Jacob Ostreicher reclama sus millones de dólares
En mi libro Gente de radio (pág. 146) transcribí declaraciones del judío estadounidense que atraído por la prédica de Evo Morales Ayma llegó a Bolivia con la gran ilusión de invertir, de producir, de lograr un desarrollo agrícola para el que estuvo preparado desde siempre.
Ostreicher había logrado amasar una fortuna considerable, dejando en claro que no todo el capital era suyo sino de quienes confiaron en él y depositaron, hasta cubrir nada menos que 25 millones de dólares, en una cuenta bancaria de la que se transfirió por el Banco Central de Bolivia, lo que nunca pudieron desmentir “los estafadores” que se relamieron, ante la perspectiva de hacerse de esa fortuna. Tarea planificada que tuvo por operador a Juan Ramón Quintana (JRQ), de absoluta confianza de Evo Morales, arropado de poder y designado Ministro de la Presidencia sobre las FFAA y la Policía. JRQ pudo hacer y deshacer a su arbitrio. La presa, Jacob Ostreicher, resultó fácil, por cuanto, además del “operador número uno”, los estafadores contaron con fiscales, jueces, policías y abogados (del grupo llamado “petit gabinete” ideado para planificar, operar, practicar la exacción).
Cuento toda la historia en mi último libro próximo a aparecer Pinceladas testimoniales, por cuanto desde el punto de vista periodístico el caso Ostreicher me llamó la atención poderosamente, pues estuvo a punto de morir en el penal de Palmasola, donde acudió ante el SOS del inversionista el actor norteamericano Sean Penn, galardonado con un Oscar y que, ¡oh casualidad!, había sido recomendado por Hugo Chávez a Evo Morales, para usarlo como instrumento de propaganda internacional; en esa tarea Evo Morales lo declaró Embajador de Buena Voluntad y le confió despenalizar la “hoja de coca” y apologizar a su régimen, como un modelo ejemplar de culto a la Pachamama y a la justicia social. Jamás sospechó el productor de coca que Sean Penn clamaría por visitar a su coterráneo Jacob Ostreicher y se lanzaría a Bolivia para entrevistarlo y salvarlo de la inmunda celda y de la muerte en Palmasola (ver págs. 77 al 80 y 306 y 307).
El estadounidense se preguntó entonces por qué los otros actores de la extorsión están libres. Isabelino Gómez, Fernando Rivera y Dennis Rojas cayeron presos, pero no los jueces Orellana, Roberto Achá, Janet Velarde Luna y Simón Rodríguez, chantajistas que le sonsacaron más de los 25 millones de dólares, cientos de toneladas de arroz listas para la comercialización, maquinaria agrícola y construcciones, además de dinero en efectivo, valiéndose de artimañas, intrigas y falsas acusaciones. Lo evidente es que el protagonista tiene mucho que revelar en un juicio que será sin duda el drama de un inversionista en Palmasola, que será llevado a la pantalla.
Columnas de MAURICIO AIRA