¿Y si suspendemos el segundo aguinaldo?
Finalmente, el gobierno nacional ha publicado el dato oficial de la tasa de crecimiento de la economía boliviana para el año 2021. Como ya había sido anunciado en la propaganda oficialista, la tasa de crecimiento será de 6,11 %. En una primera aproximación, este parece un dato alentador, porque se ve luz al final del túnel. Sin embargo, es necesario hacer algunas precisiones para entender el alcance de este valor.
En primer lugar, realicemos una comparación internacional tomando como referencia América Latina. La tasa de crecimiento nacional está justo en el promedio de lo que ocurrió el año pasado en la región, que creció al 6,20 %, pero es la mitad de Chile (11,7%) y Perú (12,8%).
Un segundo apunte es que el 6,11% es un rebote estadístico. Imagínese la economía boliviana como un edificio de 40 pisos. Cuando hay crecimiento económico positivo, el aparato productivo nacional va subiendo, piso a piso, desde la planta baja. Por ejemplo, si en 2012 se creció al 4 % y en 2013 al 6 % significa que en relación al año anterior la economía subió seis pisos. En el año 2020, la economía boliviana bajó al sótano con - 8,8 %. Estamos nueve pisos por debajo de la planta baja. Por lo tanto, en relación al 2020 el crecimiento fue de seis pisos. Ahora, -9 + 6 es -3. Por lo tanto, si bien este es un crecimiento positivo, comparado al año pasado todavía tenemos que escalar bastante para llegar a la planta baja. Por tanto, estamos frente al desafío de sostener el crecimiento económico si quisiéramos alcanzar los niveles de 4 % registrados antes de 2018, por ejemplo. En suma, una cosa es crecer al 6,11% desde la planta baja o pisos superiores y otra muy diferente es partir del sótano.
Otro apunte sobre el crecimiento de 6,11% es que se trata de un promedio. Ciertos sectores o actividades crecieron significativamente y otros no tanto. Supongamos que en un ascensor entran cuatro personas. Una muy alta que pesa 150 kilos y tres niños que pesan 20, 25 y 30 kilos, respectivamente. El peso promedio será de 56. La pesadez de la persona más alta jala la media hacia arriba. Algo similar ocurre con la tasa de crecimiento económico de 2021. Veamos el detalle. Actividades como minería (37,68 %), transporte y almacenamiento (21,84%) y construcción (17,89%) crecieron a un doble dígito. Sin embargo, actividades como electricidad, gas y agua (7,84%); comercio (6,98%); manufacturas (3,91%); petróleo y gas (2,64%), otros servicios (2,49%); agropecuaria (1,81%); establecimientos financieros (0,64%); comunicaciones (0,31%) crecieron a un solo dígito. Servicios de la administración pública (-0,50%). El promedio del crecimiento oculta estas grandes disparidades en la recuperación económica entre diversas actividades.
De los 12 sectores o actividades reportadas por el Gobierno, tres crecieron de manera elevada a un doble dígito y nueve lo hicieron tan sólo a un dígito. Por ejemplo, si agarramos sólo estos últimos sectores, veremos que el crecimiento económico (promedio simple) del 2021 fue 2,9%.
Asimismo, el Gobierno ha proyectado que la tasa de crecimiento económico para el año en curso será de 5,1 %. Con los resultados del último semestre del año pasado y las proyecciones para este año, el Ministro de Economía ha adelantado que es altamente probable que el crecimiento promedio llegue a ser igual o superior al 4,5% y, por lo tanto, se pague el segundo aguinaldo.
Ahora bien, si mantiene el perfil de crecimiento del año pasado, sólo cinco sectores crecerán por encima del 4,5%. El resto no. En el sector público, medio millón de personas también recibirá el bono estatal, a pesar de que su crecimiento fue negativo.
Cabe recordar que el segundo aguinaldo equivale, en términos de costo laboral, a un incremento de 7,6% al año. Y si a esto adicionamos el reajuste salarial anual, que está siendo negociado entre la Central Obrera Boliviana y el Gobierno, el reajuste puede ser muy alto. Por ejemplo, si prevalece la sensatez, el aumento debería estar entre 1 y 2 %. Esto significa que el sector formal de la economía y el Estado realizarán un incremento de 9,6 % en el salario.
También es importante resaltar que sectores como minería o transporte crecieron mucho gracias un shock de precios en el mercado internacional. En el primer semestre de 2022, la tendencia alcista se consolidó con la guerra en Europa. Es decir, crecieron debido al efecto precio y no al esfuerzo productivo. Pero ciertamente otros sectores, como turismo o gastronomía, a pesar de los esfuerzos que hicieron de producción, enfrentaron mercados aún muy deprimidos. Sin embargo, ambos deberán pagar el segundo aguinaldo.
Son tiempos difíciles y extraordinarios, en los que crecer al 6,11% desde el fondo del pozo no es lo mismo que partir desde la superficie y donde los promedios ocultan la realidad dura de miles de empresas formales. En este contexto, es hora de revisar el decreto supremo del pago de este beneficio y establecer que se haga efectivo sólo para los sectores que crezcan igual o más que el 4,5% o, mejor, suspender el segundo aguinaldo.
Columnas de GONZALO CHÁVEZ A.