No quiero ser Defensor del Pueblo
Prefiero ser chofer del Defensor del Pueblo, antes que ser Defensor del Pueblo. Así, sólo me limitaría a conducirlo, sin entrar en diatribas y demás espumarajos que con seguridad salen de la mente de quien ocupa este puesto, cada vez que se ocupa de los dilatados juicios sin fin que la justicia boliviana no cumple.
Además, ganando 5 mil “bolis” al mes no tendré quebraderos de cabeza. No será igual que ganar 20 mil, que es el sueldo asignado para esta figura, pero no le deberé nada a nadie. Ningún favor, ni tan siquiera una reverencia al político de turno que quiera una opinión “equilibrada” sobre espinosos temas.
Seré quien lleve y traiga. Y me podré enterar de todo en primera fila. Obviamente no haré nada al respecto. Más o menos como lo han hecho algunos defensores, porque esencialmente su puesto sirve para alentar la aceleración de casos que duermen el injusto sueño de la burocracia jurídica de Bolivia.
Alentar es otra manera más de perder el tiempo. Siendo chofer ganaré minutos de ocio, o minutos leyendo el libro que toque, o me dedicaré a contemplar el cielo y sus nubes.
Además, cumplo con todos los requisitos: tengo más de 30 años, no tengo sentencia condenatoria ejecutoriada, no he participado en actos de gobiernos militares o de facto y no he sido dirigente de organizaciones políticas. Tampoco tengo militancia en ninguna organización política, ni siquiera como piden: “al menos ocho años antes de la postulación”. No he sido funcionaria pública, tampoco estuve de ministra, viceministra o embajadora en algún momento.
Esos requisitos son desestimados por la exasambleísta Patty, militante activa del MAS, desde el 6 de octubre de 2018, y diputada por el partido azul entre 2015 a 2020, ella sí o sí quiere ser electa, porque considera que el Defensor es un “instrumento” político para el cambio.
Entre otros candidatos está el “chasqui” boliviano, conocido por alentar a la selección de fútbol, varios abogados, el exdirigente vecinal acusado de quemar los buses PumaKatari, Jesús Vera; el exvocal del Tribunal Supremo Electoral, Idelfonso Mamani, y el vocero del Consejo Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), Manuel Morales.
Nadie habla del chofer. Mejor. Así no me desvelaré por el 70 por ciento de los presos de Palmasola, que están detenidos sin sentencia, esperando un juicio y viviendo un infierno con estrategias de supervivencia, en este estado dentro del Estado.
¿Quién podrá defenderlos? Parece que otra vez será más de lo mismo.
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER