Mendoza, el “dinosaurio”
Aunque las investigaciones sobre la lamentable estampida del lunes 9 que dejó cuatro universitarias muertas, además de seis estudiantes internadas en terapia intensiva y más de 80 heridos siguen en curso, ha quedado claro que había un espurio interés por frenar aquella asamblea.
Pero ¿qué se buscaba al evitar que la reunión tomara determinaciones sobre los comicios para renovar la dirigencia de la Federación Universitaria Local (FUL) potosina? La respuesta que se ajusta más a los hechos es que se intentaba prorrogar en el poder a la actual dirigencia de ese organismo estudiantil, porque de ese modo se obstaculizaría el reinicio de un congreso de universidades públicas que está previsto para este fin de mes, precisamente en Potosí, que debe renovar a las autoridades del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) y de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB).
Quien ha explicado con claridad el nexo entre esa fatal estampida y ese congreso universitario de alcance nacional es la presidenta del Comité Cívico de Potosí, Roxana Graz, quien ha afirmado que “quienes quieren que se retarde esta elección en la Tomás Frías y no exista una nueva FUL es el MAS porque tienen encaramadas a personas del oficialismo”. Y de ese modo es que en las últimas horas ha vuelto a salir a la palestra pública el nombre del actual presidente de la CUB, Max Mendoza.
Mendoza integra ese grupo de universitarios conocido como los “dinosaurios”, porque ejercen desde hace muchos años cargos dirigenciales que al parecer consideran vitalicios. A raíz de los tristes hechos de Potosí, la atención se ha centrado en este “dirigente”, que estudia desde hace 33 años en la Universidad Mayor de San Simón; Mendoza no ha respondido a más requerimientos periodísticos sobre su trayectoria universitaria, ante los cuales se pone a la defensiva y esquivo, pero está claro que ya tenía que haberse titulado, sobre todo por su avanzada edad, 52 años o acaso más, aunque esto no sea un impedimento para que siga en calidad de estudiante en la universidad pública, pese a sus años de permanencia en los primeros cursos de las carreras que ha cursado.
En las últimas horas, ha quedado claro que Mendoza no necesita titularse porque su lucrativo modo de vida es la “dirigencia estudiantil”, lo cual caracteriza a los llamados “dinosaurios”. Este estudiante, según las denuncias, no sólo es el jefe de la CUB, con control sobre los ingresos de ese organismo universitario, sino que recibe un pago de casi de 22 mil bolivianos del CEUB, debido a que es integrante del presidium del congreso universitario nacional que debe reanudarse en Potosí. Además, es militante masista, tiene una gran cercanía con el expresidente Evo Morales y aparece muy ligado a los movimientos sociales del oficialismo.
El Ministerio Público debe investigar las denuncias de los cívicos potosinos sobre el presunto vínculo entre Mendoza y los hechos del lunes 9. Pero también es hora de evitar que estos dirigentes se eternicen en la universidad pública, en la que medran sin control alguno.