Hablando de provincianismo...
Hace unos días, con la mayor seriedad del mundo, el masista comandante de la Policía afirmaba que su institución "era mejor que el FBI". Se refería a la policía federal estadounidense y no, como podría pensarse, a la Fraternidad de Bohemios Iletrados o a la Federación de Borrachitos Inconsistentes, nobles y centenarias instituciones de nuestro amado país.
¿De dónde sacó este buen hombre semejante idea? ¿Es locura, miopía intelectual o excesivo consumo de ciertas hierbas "sagradas", protegidas o no por nuestra plurifolklórica constitución?
En lo personal, creo que es provincianismo en estado casi puro, entendido éste como cierta cerrazón intelectual e incapacidad para salir de los estrechos límites de la experiencia inmediata y de ciertas tradiciones o mentalidades locales.
Desde esta perspectiva, el señor Aguilera no está solo.
En Bolivia, encontramos a gente dispuesta a creer que nuestras universidades están entre "las mejores del mundo". He oído a gente perfectamente cuerda decir esto sin sonrojarse en lo más mínimo.
He conocido a personas que comparan a La Paz con Nueva York o París... así, sobrios, bien vestidos y bañados, sin llevar camisa de fuerza o sombreros de papel aluminio en forma de conito (bueno, de hecho, creo que hay loquitos de este tipo en cada capital departamental, ¿no?).
Muchos me han contado, con más o menos lirismo, que nuestros ancestrales ancestros del pasado ancestral eran criaturas sobrehumanas... buenas, nobles, inteligentes, espirituales... que no inventaron el viaje intergaláctico por falta de tiempo nomás y porque los españoles los vencieron (por pura casualidad, obviamente).
Y mejor ni hablar de aquellos que me juran que el resto del universo "nos envidia" por extrañas razones: por el carnaval, esa triste borrachera, por alguna de nuestras pintorescas costumbres o porque inventamos el silpancho y la diablada. Y claro, no me creen cuando les digo que el londinense promedio sueña con mudarse a Sopocachi, Cochabamba o Sacaca.
Entonces, el señor Aguilera no hace más que seguir una vieja tradición nacional que consiste en creer que ocupamos el centro del universo. Es la perspectiva de todo provinciano, evidentemente.
Así que toca ser comprensivo y amable con el caballero. Si toleramos a otros loquitos, ¿por qué no a este en particular?
Y por favor, que nadie se ofenda con el uso de la palabra "provinciano". Ese es su significado, pues. Sería bastante, bastante provinciano enojarse por ello, ¿no?
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ