Finlandia y Suecia hacia la OTAN
Son múltiples los efectos de la deplorable invasión rusa a Ucrania sobre la política y la economía mundiales. Entre ellos, el incremento de los precios del petróleo y de commodities tan importantes como el trigo y el maíz, si se considera que Ucrania era, antes del 24 de febrero, cuando comenzaron a caer los primeros misiles sobre Kiev, el tercer exportador mundial de trigo y el cuarto de maíz.
Pero en cuanto a lo político, si el propósito del autoritario presidente ruso Vladímir Putin era frenar el avance de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre Ucrania, ahora otros dos Estados han solicitado adherirse a la alianza atlántica: Finlandia y Suecia.
Este crecimiento de la OTAN tiene características especiales. Finlandia y Suecia estaban alejadas de la guerra, pero por razones pragmáticas de defensa, ante el temor de un avance del desbocado imperialismo ruso que lidera Putin, hoy se han visto ante la necesidad de asegurar sus fronteras.
Finlandia asumió una posición neutral ante las conflagraciones bélicas tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, cuando sus vecinos rusos, con quienes comparte 1.300 kilómetros de frontera, la invadieron en 1939 durante la denominada Guerra de Invierno. Los fineses tenían la convicción de que una postura antibelicista y pacifista los alejaba de las pretensiones expansionistas rusas, por lo cual las encuestas que consultaban sobre la posibilidad de unirse a la OTAN no superaban el 30 por ciento, pero apenas unas semanas después de la invasión de Putin a Ucrania las opiniones favorables a una integración a la alianza atlántica llegaron al 76 por ciento de aprobación, según informa la BBC. Queda, como último paso, que el parlamento de ese país apruebe la decisión, para finalmente enviar la histórica solicitud a la OTAN.
El de Suecia es un caso mucho más radical, pues esa nación nórdica no ha participado en una guerra desde los tiempos napoleónicos —hace dos siglos— y no ha constituido alianzas militares porque su política de seguridad se fundamenta en una postura antibelicista y pacifista. Sin embargo, en una reciente encuesta efectuada en marzo, afirma la BBC, el 57 por ciento de los suecos se inclinó a favor de ingresar a un bloque militar, es decir, a la OTAN.
Finlandia y Suecia ven con claridad que la amenaza rusa sólo puede ser conjurada con la invocación del célebre artículo 5 de la OTAN, que se refiere a la defensa colectiva de los aliados, pues un ataque a uno de los miembros es considerado también una agresión al resto de las naciones integrantes. El único escollo para el ingreso de ambos países es la oposición de Turquía, que considera que los dos conceden refugio a terroristas del movimiento kurdo.
En suma, Putin va de mal en peor. Lo que consideró una “operación militar” corta de “desnazificación” ha desnudado, al prologarse, las debilidades de su ejército; las medidas económicas y financieras occidentales sumieron a Rusia en la etapa premoderna y, ahora, más países, en cuestión de meses, se sumarán y fortalecerán la OTAN, como los casos de Finlandia y Suecia.