La escasez de diésel
Desde hace dos semanas, según los reportes de prensa, han comenzado a registrarse largas filas de buses y camiones que buscan abastecerse de diésel en los surtidores de La Paz, Oruro, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. Es un hecho incontrastable que escasea este combustible, que es fundamental para las actividades productivas del agro cruceño y del transporte nacional e internacional.
Las autoridades gubernamentales, en un intento de detener las protestas por el desabastecimiento, han asegurado que cuatro factores externos e internos han derivado en esta situación.
En primer lugar, culpan a la invasión rusa a Ucrania por la escasez de este carburante, porque los efectos de aquella acción han causado problemas en Argentina y Perú, que son los países productores que venden el combustible al país; en segundo, atribuyen a Petroperú, la empresa proveedora de la nación vecina, una demora en la entrega de los volúmenes pactados para el occidente, a causa de los bloqueos viales en sus carreteras; afirman, en tercer lugar, que las demoras también se deben a las tareas de mantenimiento en la planta de Arica, Chile, que no ha logrado almacenar el carburante, y en cuarto lugar, los bloqueos en El Alto, Tupiza, Chile y Argentina no han permitido que arribaran los volúmenes usuales de diésel, con la consiguiente escasez.
Mientras la situación de falta de diésel se agrava, las autoridades del sector han prometido que el desabastecimiento se resolverá “en cuestión de días”.
Es posible que alguna de las explicaciones oficiales, vinculada a factores sobre los cuales el Gobierno no tiene control, sea la causa del desabastecimiento, pero también hay otras y muy preocupantes.
Bolivia no es un país productor de diésel, por la baja densidad del petróleo y condensado que extrae, debido a lo cual es un importador de este carburante; el consumo se ha incrementado en los últimos años, con el aliciente del bajo precio, pero se ha incrementado el subsidio; al ser una subvención “ciega”, favorece al contrabando de diésel hacia países vecinos.
La solución integral al déficit productivo de este carburante es una mayor tarea exploratoria que conduzca a la explotación de reservorios capaces de aportar a la producción de diésel; por ahora esto no es posible por las poco atractivas condiciones del mercado de hidrocarburos para los productores, lo cual exige una urgente reforma constitucional y legal, en especial de las normas tributarias petroleras. Por tanto, el subsidio eleva la demanda de diésel, pero no hay producción para incrementar la oferta: por eso el volumen importado crece, con la consiguiente mayor erogación fiscal para mantener la subvención. Es decir, una situación de pesadilla.
Pero hay algo más preocupante. Según los expertos en hidrocarburos, debido a la escasez mundial de diésel provocada por la invasión rusa a Ucrania, los productores y comercializadores han comenzado a pedir prepagos en dólares con meses de anticipación y el Gobierno no puede responder ante estas exigencias, porque no tendría las suficientes divisas. Si esto es evidente, entonces se trata de un problema estructural y no solucionable en el breve plazo.