Calle Mujer esquina invisible
Te propongo un desafío: menciona cinco calles con nombre de mujer en tu ciudad. Si fue fácil o difícil dependerá del punto del globo donde te encuentres.
Un escritor y periodista alemán, Michael Ebemayer, me dijo que el reto fue sencillo y podía nombrar por lo menos 30 en su ciudad. Pero no pasó lo mismo con amigos de Potosí, Sucre, Oruro, Cochabamba, La Paz o Santa Cruz. Apenas cinco o seis mujeres fueron nombradas. Casi todas las mencionadas fueron heroínas de la gesta liberadora del siglo XIX. Muy pocas artistas. Ninguna santa.
Tenemos pocos referentes femeninos en la historia. Pero no porque no existan. Sino porque los aportes de las mujeres en política, economía, arte y ciencia han sido invisibilizados o no han tenido el mismo peso otorgado a los héroes y artistas masculinos.
Curiosamente quienes deciden otorgar nombres a las calles son, en Bolivia, hombre en una gran mayoría. Se preguntará, amable lector y lectora (aquí sí vale hacer esta diferenciación), de qué sirve ponerles nombres a las calles, cuando lo más fácil es ponerles un número. O en el caso de las referencias a mujeres, si es que éstas serán útiles para algo.
Pues bien, lo que no se nombra no existe, no se conoce y no se recuerda. Nombrar a un espacio público es oportuno porque se recoge aquello que la heterodoxia patriarcal ha marginado.
Es urgente un homenaje a las mujeres que han sido protagonistas y permitir que la ciudadanía las conozca, así como las nuevas generaciones.
Valeria Peredo y Abigail Roque de Lab TecnoSocial hicieron una investigación sobre el tema y concluyeron que sólo el 3,55%, 3,42% y 2,41% de las calles de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, respectivamente, llevan nombres de mujeres.
Proponen la necesidad de cambiar el modelo territorial de ciudad funcionalista, dispersa y segregada, que responde al sistema patriarcal, por un modelo de ciudad próxima, diversa, comunitaria y cotidiana, donde se valoren la escala del barrio y los cuidados, donde se planifique con la gente, con las personas en la calle y no desde la oficina.
Concuerdo con ellas cuando dicen que la visibilización y valorización de las mujeres no sólo emerge de la incorporación del enfoque de género en las políticas públicas, sino también en la promoción de la gestión e intervención en la pequeña escala: el barrio.
Pero además plantean que la valorización y visibilización de la memoria colectiva femenina tenga una nominación 50/50 de nombres de mujeres y nombres étnicos de carácter femenino en las vías aún innominadas, y la promoción informativa de éstos en la web, para conocimiento del legado histórico.
Voy un paso más allá y propongo que tú, desde donde estés, sugieras a mujeres vivas, no las que han pasado a la historia, para que sus nombres queden en las calles, y tengamos referentes que cambien a la invisible mujer, por una calle cuyas esquinas y confluencias sean más mujeres.
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER