Kokabol, otro elefante blanco
El Gobierno ha creado, mediante el Decreto Supremo 4746, la denominada Empresa Pública Productiva de Industrialización de la Hoja de Coca Boliviana o Kokabol, que tiene como objetivo apoyar el desarrollo de la coca y a otras empresas que eventualmente surgieran como derivaciones de esta industria.
Para garantizar su funcionamiento y montaje, en la localidad de Sacaba, el Tesoro General de la Nación desembolsará 62,38 millones de bolivianos como capital de arranque, que está autorizado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. La nueva empresa estatal dependerá del Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas y se ha previsto que tendrá como actividad principal el desarrollo de la industria de la química básica de la hoja de coca y uno de sus productos más conocidos, el dentífrico, aunque el mencionado decreto también se refiere, en su artículo 3, a la “producción, procesamiento, transformación y comercialización de otros productos derivados de la hoja de coca y plantas medicinales”.
Sin dar más detalles, se ha constituido esta nueva empresa pública, pero que como otras que ha creado la administración masista, en especial durante los gobiernos del expresidente Evo Morales, carece de los más elemental, como hicieron notar expertos en economía y finanzas: un estudio de mercado que, en primer lugar, establezca si habrá o no demanda para la producción de Kokabol y, en segundo, si esta nueva industria tendrá las condiciones para ser rentable y sostenible, sin que se convierta en una fuente de déficit público.
Otras compañías públicas creadas por el MAS, ¿han triunfado en el mercado? No, todas son deficitarias, debido, precisamente, a que respondieron a estimaciones a ojo de buen cubero y no tienen estudios de mercado que las sustenten técnica y financieramente. Sin embargo, cumplieron la meta de dar pegas a los militantes del partido en función de gobierno, ¿o era esa su finalidad última?
Gran parte de los extraordinarios ingresos obtenidos por el país durante el período 2006 y 2014, el del superciclo de las materias primas, se destinó a la constitución de empresas públicas que operan a pérdida; uno de los casos más extremos es el de la planta azucarera de San Buenaventura, que sólo arroja números rojos desde que fuera creada en una zona que no produce la suficiente materia prima, pero en la cual trabajan funcionarios leales al MAS.
Con estos antecedentes, no es difícil colegir que Kokabol será otro elefante blanco. Ya se conocieron otras iniciativas públicas para industrializar la coca que no dieron resultado alguno. Lo que queda claro es que el Gobierno, una vez más, ha cedido a las exigencias del sector cocalero del trópico cochabambino, que con esta planta acaso busca justificar la constante expansión de los cocales en esa zona, que en un 95 por ciento, según estudios internacionales, se destina al narcotráfico.
En un país con escasos recursos públicos como el nuestro, hay otras necesidades más urgentes, como la salud y la educación, que deberían recibir la atención del Gobierno y no la creación de empresas destinadas al fracaso.