Héroes sin capa
Hace unos días, la Universidad UCATEC otorgó el título Doctor Honoris Causa a Marcelo Antezana, el creador del Parque de las Aves Agroflori, en Cochabamba. La distinción muestra que hay una mirada fresca que rescata a los “héroes sin capa”, tal como los llama el Rector de esta universidad, Ing. René Polo.
Hay muchos héroes sin capa, pero son difíciles de encontrar en una Bolivia que trata de encumbrar a los líderes políticos, o son ellos mismos quienes se hacen museos, monumentos, monedas conmemorativas y se autoproclaman salvadores del pueblo.
Por buena fortuna, hay más héroes sin capa. Uno de ellos fue Ferchi Kushner. Él tuvo a bien poner el dedo en la llaga a uno de los grandes problemas que afectan a las ciudades empobrecidas de Bolivia: La tenencia irresponsable de los animales, especialmente de los perritos. Todos los días, se dedicó a hacer una ruta para salir a alimentarlos.
Ferchi entendió que el Estado no iba a hacer nada. El Estado solamente está para ser punitivo, para castigar, para armar leyes y decirte que la tenencia ilegal es mala. Pero, ¿y qué haces con los animales que se decomisan o que se rescatan?
Inclusive existe la Ley 700 que castiga el maltrato animal. Pero, luego de rescatarlos de manos salvajes, ¿quién les da de comer? ¿Hay acaso alguna partida estatal que otorgue bonos de alimentación para perros, gatos, y loros, entre otros animales, víctimas del maltrato y el tráfico, que terminan en un refugio?
No es casual que, por toda Bolivia, haya decenas de refugios como iniciativas privadas. Esos son héroes anónimos sin capa porque mientras los burócratas se llenan de informes, Segipes, Rejapes y Quiensapes, ellos están haciendo el trabajo eficiente, le están dando sentido a un país que necesita más héroes sin capa. ¿Estás tú dispuesto a ser uno de ellos?
Pero no es la sociedad civil la que debe poner el hombro. Hay que detener a esta burocracia estatal rampante. Detener el mal uso del dinero público. Ejemplos abundan, está por ejemplo la grotesca solicitud que provino de los comensales del comedor universitario de la universidad pública de Cochabamba, que piden el bono en efectivo y no en alimentos. Por lo visto comida no les falta. El dinero mal administrado genera sólo parásitos.
Así que en lugar de alimentar a los parásitos, o de construir museos sin fundamento, que tal si el dinero público se usa para construir refugios, bien sea para personas sin techo o para los animalitos que deambulan sin rumbo por las calles de Bolivia.
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER