La coyuntura económica en ocho tuits
1. La tasa de inflación a 12 meses es de 1,79%. La estabilidad monetaria es un patrimonio nacional. Desde 1986, después de la hiperinflación, gobiernos de diferente signo han mantenido bajo el nivel de precios a través de diversos instrumentos. En la actualidad, la inflación baja se explica por los subsidios a los alimentos y la gasolina. También, la apreciación del tipo de cambio real permite importaciones baratas. Esta manera de controlar la inflación es insostenible. Urge aumentar ingresos genuinos. Una ampliación de la base tributaria sería un camino. Cocaleros, comerciantes y mineros grandes debían encabezar la lista.
2. En 2021, la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue 6,1% y se proyecta que este año sea de 5,1 %. Son resultados que vienen de muy abajo. El crecimiento por sectores es desigual. Construcción, minería, transporte crecen a dos dígitos; en cambio, sectores como turismo y gastronomía levantan vuelo muy lentamente. Aquí si requieren políticas públicas específicas para apoyar a los sectores de crecimiento débil.
3. La tasa de desempleo bajó de 11,6% en 2020 a 4,2% a mayo de 2022. Llamar empleos al 80% de estas ocupaciones es un exceso conceptual, están en el sector informal (comercio, transporte y servicios). Estos son trabajos de muy mala calidad que reflejan la esencia del modelo y no una condición coyuntural. Desde hace 15 años, el grueso de la población económicamente activa sobrevive en una actividad precarizada y de baja productividad. El desafío central aquí es generar las condiciones para crear empleos de calidad. El camino es la diversificación productiva en base al sector privado.
4. Desde 2014, la economía boliviana registra déficits públicos, gastos e inversiones mayores que los ingresos. El Gobierno sostiene que su déficit es bueno. Anuncia que las inversiones estatales tendrán retorno. A la fecha no se ven los resultados. El desafío es racionalizar la inversión pública, cortar gastos superfluos y ampliar la base tributaria.
5. La inversión pública siempre fue presentada como la locomotora del crecimiento. Desde 2006, ésta se contrae de manera sistemática. Cayó significativamente en 2020 ($US 1.784 millones), y mejoró ligeramente en 2021 ($US 2.646 millones), a pesar de que se ofreció $US 4.000 millones de inversión pública. En 2022, se pretende invertir $US 5.000 millones. Los niveles de ejecución seguramente no pasarán del 60%. En este capítulo urge optimizar la inversión pública y que sintonice con la inversión privada.
6. En 2022, la balanza comercial ha vuelto a ser superavitaria, (exportaciones mayores que importaciones), debido a los excelentes precios registrados en minerales y soya. En el pasado, el superávit se explicaba en gran medida en las espectaculares exportaciones de gas natural, que ahora se han reducido a $US 2.269 millones. En 2014, llegaban a $US 6.595 millones. Los precios de los minerales y los granos estuvieron muy elevados hasta junio, pero han comenzado a caer en el segundo semestre. Aquí el desafío de mediano plazo es diversificar las exportaciones. El litio es una opción, puede darnos unos $US 500 millones año. Es poco. La apuesta de corto plazo debía ser al turismo y gastronomía, que pueden generar $US 1.000 millones.
7. Las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia han bajado de $US 15.000 (2014) millones a $US 4.700 millones en la actualidad. Esta reducción significativa coloca presión sobre el tipo de cambio; por el momento, el Gobierno parece que ha logrado estabilizar esta variable. Urge aumentar exportaciones, obtener más préstamos internacionales y atraer inversión extranjera para reforzar reservas y ayudar en la sostenibilidad del tipo de cambio.
8. La deuda externa en Bolivia está en torno del 32% del PIB. En 2007, ésta era tan sólo del 17% del PIB como resultado de los perdonazos internacionales. Bolivia tiene margen de endeudamiento; sin embargo, las condiciones de financiamiento internacional están más difíciles. En los mercados privados, el dinero está más caro. De hecho, el Gobierno fue a renegociar $US 2.000 millones de la deuda externa y sólo consiguió colocar $US 800 millones a tasas de interés más elevadas y plazos más cortos. Esto fue presentado como un logro espectacular de las finanzas internacionales nacionales.
Con otra victoria como esta, estamos perdidos. En el caso del financiamiento multilateral, en los últimos meses Bolivia ha conseguido $US 500 millones de organismos internacionales. Buen comienzo, pero se necesitan $US 3.000 millones. El único organismo internacional que tiene espalda financiera para ello sería el FMI, con el que, más allá de los piropos mutuos, no se tiene un acuerdo concreto. El Gobierno debería trabajar más en el sentido de conseguir recursos externos.
Columnas de GONZALO CHÁVEZ Á.