Diésel renovable
El espíritu emprendedor boliviano no deja de sorprender.
Se ha informado de una nueva iniciativa, de ambicioso alcance, que permitiría el abastecimiento de diésel en el mercado nacional; no sólo de un porcentaje del combustible, sino del volumen total, que llega a 2 mil millones de litros anuales. Es un emprendimiento innovador de las empresas Oxsa y Eco Earth, que plantean el montaje de 25 plantas de diésel renovable, con una inversión de aproximadamente 280 millones de dólares.
Cabe aquí señalar que Bolivia no produce diésel para abastecer la demanda del mercado interno debido a que el condensado que se extrae no tiene la suficiente densidad; por tal razón, este carburante es importado de naciones vecinas, principalmente de Chile, aunque también de otros países vecinos. El diésel es un insumo energético esencial para el sector productivo agrícola, por lo cual no sólo debe garantizarse la provisión, sino también los recursos fiscales necesarios para subvencionarlo, que cada año suben, con el fin de mantener un bajo precio por litro en el territorio nacional. Si los verdaderos emprendedores son aquellos que detectan fallas de mercado para crear iniciativas que las resuelvan, la empresa del diésel renovable responde plenamente a esta definición.
Las plantas para el procesamiento de este combustible, según los empresarios impulsores, serán instaladas en La Paz, El Alto y Oruro; cada una de ellas, con una inversión de 11,2 millones de dólares, producirá 224 mil litros al día, con lo cual se espera cubrir la demanda total del país. La materia prima para el carburante es el aceite usado de motor y las llantas descartadas, aunque para el volumen estimado de producción será necesario importar estos insumos desde países limítrofes. La patente de la tecnología fue registrada en Estados Unidos y no en Bolivia, porque los trámites son más rápidos y reportan más beneficios. Estiman otro impacto positivo: la creación de 80 mil empleos directos e indirectos.
El problema con el que ha tropezado esta innovadora empresa es la burocracia gubernamental. Tramitan el permiso para la instalación de las plantas desde hace un año y medio, pero hasta ahora no ha sido aprobado; mientras esperan que los funcionarios den curso al proyecto, montarán hasta septiembre, en Asunción, Paraguay, una factoría procesadora de 600 mil dólares con una capacidad productiva de 5 mil litros diarios, debido a que obtuvieron los permisos necesarios en un mes.
El Gobierno no extiende las autorizaciones necesarias, pero se sabe que impulsa plantas de biodiésel que costarán 387 millones de dólares para cubrir, en el mejor de los casos, el 45 por ciento del mercado. Es decir, los empresarios, con las plantas de diésel renovable, son más eficientes y, por añadidura, ayudarán al medioambiente, porque usarán materiales contaminantes para producir el combustible; en oposición, se ha cuestionado el posible impacto ambiental de las plantas que construye el Gobierno.
La diferencia entre los empresarios y el Gobierno como empresario está clara. Tal vez por esa razón demora el permiso para esta iniciativa privada. Y también se explica por qué compañías bolivianas emigran a Paraguay.