El deber de defender a Los Tiempos
Personajes políticos criollos amaestrados por políticos marginales extranjeros se proclaman seguidores del pensamiento neomarxista de Antonio Gramsci, quien fuera uno de los fundadores del Partido Comunista de Italia.
Entre los conceptos básicos inventados por Gramsci se cuenta a la “hegemonía”, al “bloque social” y al “consenso”, pero siempre en relación a los países capitalistas centrales abstrayendo a los países del tercer mundo.
Según él la “hegemonía” consiste básicamente en el uso de diversos métodos que debe emplear una clase social para imponer su dominio y decía que mucho más importante que hacer uso de la fuerza para capturar del poder es apropiarse de los medios intelectuales y usarlos para hacer aceptar voluntariamente a la sociedad un sistema de valores e ideas, es decir, planteaba una especie de lavaje cerebral generalizado imponiendo una idea única en la sociedad, hecho al que denominó “consenso”.
Consideraba que no se podía ir directamente a la toma del poder mediante la fuerza sino que primeramente debe imponerse la “hegemonía”, con la conformación antelada del “bloque histórico”, entendido como la alianza de todos los “grupos marginales”.
Lo central de la estrategia gramsciana es destruir la cultura, al sistema de valores existentes, de manera que una vez que sean éstos controlados o aniquilados, la conquista del poder político sobrevendría de manera natural, siendo de primera importancia para ello la toma de los medios de comunicación y todo el sistema educativo.
Éste es el fundamento principal por el que se trata de asfixiar a los medios de comunicación libres e independiente, ya que impuesto el régimen totalitario éste no puede admitir la existencia de pluralidad de ideas, tiene que reinar un solo pensamiento, el que impone la “hegemonía” a fin de que todos piensen y actúen conforme a los dictados del autoritarismo. Toda idea contraria a éste debe ser destruida.
Los medios de comunicación al servicio del oscurantismo se encargarán de difundir mentiras a fin de domar a la sociedad entera, es decir, de instaurar el “consenso social” robótico o esclavizante.
El pensamiento es un fenómeno natural biológico del humano, le es inherente la capacidad de razonar, de pensar, que es lo que le diferencia del resto de los animales.
Si a una persona se le priva de dicha capacidad, se la convierte en un animal al que se le puede domesticar. El hombre tiene como predicamento el pensar y gracias a los medios de comunicación libres ese pensamiento se hace carne, mueve al mundo. Sin los medios de comunicación el humano sería un animal más.
Por eso es que se tiene el deber de proteger a los medios de comunicación libres, a Los Tiempos, sin ellos no existe la libertad porque el derecho a la libre expresión no sólo es un derecho constitucional, sino es un derecho natural.
Todo esto hace comprender por qué se ataca tan arteramente a Los Tiempos, porque este periódico en sus 79 años de existencia, desde que fuera fundado por el ilustre Demetrio Canelas, no estuvo apegado más que a la verdad y a la objetividad sin ejercer papel servil ante nadie. Por eso su fundador hace 79 años dijo “este periódico no es imparcial, es libre”, su pecado fue estar siempre “parcializado” con la verdad, lo que le valió que “en noviembre de 1953, (…) Los Tiempos sufrió un terrible asalto que provocó la destrucción y clausura política de sus instalaciones. Una turba enardecida prendió fuego al archivo bibliográfico y periodístico del diario de circulación nacional ”.
Es un deber de todo boliviano defender a Los Tiempos si no quiere rebajarse a la categoría de esclavo. Defender a Los Tiempos es defender la libertad y la dignidad humana.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA