Latinoamérica, de lo urgente a lo prioritario
El avance en digitalización que tuvieron nuestras economías como respuesta a la crisis sanitaria, durante los últimos años, es innegable. El teletrabajo como una opción eficiente para mantener y reactivar los negocios, la educación a distancia y el acceso a productos financieros, a través de soluciones móviles, encontraron en los confinamientos un inesperado catalizador.
Sin embargo, no todos los ciudadanos latinoamericanos pudieron trabajar, estudiar o acceder al sistema financiero desde casa durante la pandemia. Por ejemplo, incluso con el importante avance registrado, el estudio de Inclusión Financiera y Digitalización de Credicorp, elaborado por Ipsos en siete países de la región, evidencia que el 64% de ciudadanos todavía no usa plataformas financieras digitales.
Las razones son diversas: desde la carencia de infraestructura de calidad hasta la dificultad para adoptar tecnologías o la falta de oportunidades para acceder a éstas. Prueba de ello es que, según datos del Banco Mundial, menos del 50% de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y apenas el 9,9 % cuenta con fibra de alta calidad en el hogar.
Hoy, reducir estas considerables brechas sociales profundizadas por la pandemia entre nuestros ciudadanos pasa por llevar las oportunidades de desarrollo y bienestar a cada vez más personas, para incluirlas en el círculo virtuoso de la formalidad. En ese proceso, la digitalización tiene un rol fundamental que cumplir, al ser un potente y rápido vehículo de descentralización del progreso.
El caso de la educación, que es la base del desarrollo, grafica muy bien el desafío. De acuerdo con la Cepal, el 46% de los niños entre 5 y 12 años vive en hogares sin conexión a Internet. ¿Qué fue de su proceso de aprendizaje durante los años de pandemia? Aunque, felizmente, la mayoría de los niños de la región ya volvió a las escuelas, la adopción de tecnologías resulta indispensable para asegurar una recuperación plena del tiempo perdido y permitirles adquirir habilidades adecuadas para ser agentes de cambio en el futuro.
Ahora que, como sociedad, llevamos meses actuando sobre lo urgente de la vacunación y la todavía necesaria recuperación económica, necesitamos empezar a transitar también hacia lo sostenible: abanderar la inclusión como la causa prioritaria en la región y la digitalización como la clave estratégica a la cual todos debemos sumarnos para alcanzar ese fin.
Ese “todos” involucra tanto a las empresas, que por años nos sumergimos en entender los procesos de transformación y su impacto, como a los gobiernos, que pueden establecer alianzas para alcanzar a toda la población y entablar procesos de cooperación con naciones que tienen mucho por aportarle a nuestra región. Pero, principalmente, involucra a los ciudadanos, cuya participación es clave para visibilizar necesidades y formas efectivas de favorecer el desarrollo en sus comunidades e impulsar la inclusión.
Es hora de recoger los aprendizajes de estos retadores últimos años y trabajar para acelerar los cambios que nuestros países necesitan en beneficio del progreso de toda América Latina.
Columnas de GIANFRANCO FERRARI