Un pueblo raro
Cuando los malos gobernantes se propasan, es habitual en el occidente de Bolivia que el pueblo se indigne en grado tal que la furia se apodera de él y sale resueltamente a las calles. La violencia se instala, la ira se apodera de los ciudadanos.
La historia de Bolivia está plagada de estos levantamientos violentos en contra de los actos corruptos e injustos de los gobiernos. En estas circunstancias, si el mal gobernante no huye, los gobernantes abusivos lanzan a sus perros rabiosos a reprimir en las calles y estalla la violencia, corre sangre, caen muertos y heridos, los esbirros toman presos a cualquier ciudadano hasta por tener simple pinta de no gubernista.
Encierran en las mazmorras a los subvertores, los torturan y a veces los hacen desaparecer, pero cuando se disfrazan los autoritarios de “demócratas” hacen funcionar al triturador Ministerio Público para inventar juicios a diestra y siniestra y en un abrir y cerrar de ojos las cárceles se llenan de “delincuentes opositores” con la cantaleta de que están atentando contra el orden público y la propiedad privada.
Nada de eso ocurre en Santa Cruz, es cosa rara. Cuando se convoca a un cabildo familias íntegras, con sus perritos, concurren masivamente al lugar público citado. Es curioso, se siente un ambiente de amistad, todos se saludan, otros se abrazan, luego escuchan a los oradores, que no siempre son tan elocuentes como en el occidente porque más allá del discurso lo tienen todo en su conciencia, que es la mejor de sus direcciones. Quedan atrás los lejanos y lúgubres días de las matanzas de Terebinto instruidas por el gobierno movimientista. Hoy la cosa es distinta.
Cuando se decreta un paro, ocurren cosas incomprensibles, desafían al poder de turno “bloqueando” las esquinas mediante el preparado de un buen churrasco, refrescos por aquí y por allá, mientras jovencillos aprovechan la oportunidad para “bicicletear” entre risas y alborotos. Por momentos revientan cuetillos, pero más por travesura que otra cosa.
En Santa Cruz, así son los actos subversivos o si se quiere los “golpes de Estado”, “golpes de Estado” que llenan de vergüenza ajena por los llorones que antes decían “¡Patria o muerte, venceremos!” y lo primero que hicieron fue correrse en calzoncillos. ¡Qué “golpe de Estado”! ejecutado con “pititas” y a plan de besos, sin balas, sin matar a nadie, sin enfrentamientos violentos.
Los actores que trataron de romper esta constante decretando “paro con bloqueos” se equivocaron de punta a punta porque queriendo o sin querer se convirtieron en agentes provocadores, le dieron oportunidad al gobierno para que reprima, para que muestre falsamente que en Santa Cruz rige la violencia, cuando no existía ni existe ninguna necesidad de bloquear nada, simplemente quedándose en casa era suficiente para parar en seco a los violentos.
Lo que sucede, para entender lo que pasa en Santa Cruz, es que gran parte de esta población es “colla” y “chapaca” mezclada con la “camba”, generalmente por asuntos de negocios pequeños, medianos y también algunos grandes, es decir, se está ante una especie de Bolivia concentrada, a la gente no le interesa ni la política ni los políticos, sabe que todos son iguales. No sé si todo esto será para bien o para mal, definir esta cuestión le corresponde al lector, pues no se olvide que no todo es color de rosa, está presente también el crimen organizado que lo ensombrece todo, que de mi parte sólo cuento lo que veo y me consta y con este mal paso dado por los jefes políticos no sabemos cómo terminará este asunto.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA