Evo en la locura
Algunas voces comienzan a sugerir que Morales, ese canalla perverso y fraudulento, está coqueteando con la locura. En lo personal, creo que se equivocan: el amo de la izquierda boliviana no sólo ha perdido algunas facultades... claramente está embarcado en un viaje sin retorno al planeta de los orates.
El caballero nunca estuvo muy bien de la cabeza, hay que reconocerlo. No obstante, en el pasado, cuando tenía más prebendas que repartir y toda una maquinaria propagandística a su favor, aún era posible ocultar sus limitaciones intelectuales y su muy escasa integridad moral. Hoy, no hay filtros que oculten su fealdad moral ni regimientos de llunkus que lo defiendan a capa y espada. Sólo quedan los más fieles entre los fieles: la guardia pretoriana del Cártel de Chapare, algunos intelectuales afines (con la eterna gratitud del vientre) y la selección nacional de dynamite-ball, entre otros.
¿Cuál es el último delirio de Morales? Dice que hay un plan para destruir su imagen y que intentarán relacionarlo con el narcotráfico y la corrupción... Y uno se pregunta si estamos frente a un nivel cósmico de cinismo o si el buen hombre vive en un estado de enajenación absoluta.
Si el caudillo fuera menos ambicioso, es probable que sería fácil contentarlo y llevarlo a una digna jubilación. Se le podría dar alguna cátedra universitaria (es doctor, ¿no es cierto?) en Sociología o Antropología, desde donde podría repetir consignas izquierdistas hasta la muerte, sin dañar otras cosas que la mente de sus alumnos, como tantos otros pobres diablos. O podría volverse chamán, es decir charlatán, como su amigo Choquehuanca. Entre hierbas mágicas y reflexiones pseudomísticas, sólo lastimaría a los pobres jóvenes que creen en esas payasadas (hasta que crezcan, tengan que pagar facturas y ordenar su vida, obviamente).
Pero no... Morales quiere ser presidente. Y no da la impresión de estar muy dispuesto a esperar hasta las elecciones de 2025. ¿Qué harán Arce y su entorno? Está claro que el caudillo es cada vez más incómodo y difícil de controlar.
Complicada la situación en el MAS. O neutralizan a Morales, con camisa de fuerza, metafórica o no, o acabarán muy mal, enfrentados como mínimo al cártel chapareño y a un Morales que, como siempre, no dudará en incendiar el país con tal de satisfacer su miserable sed de venganza.
Y claro, no olviden que en esa lucha entre masistas, nosotros, el verdadero país, estamos al medio.
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ