No sigamos perdiendo el tiempo
Seguir pretendiendo que la realidad se defina sólo desde la hoyada, el cercado, los anillos o Villa Dolores, puede aumentar el desconocimiento de lo que ocurre en Bolivia. Resulta que los protocolos establecidos en cada uno de esos lugares están condicionando conductas que no se conduelen con lo que vive la gente en los territorios.
Debemos superar la sociedad burocrática que se mueve con prejuicios y consignas. Los últimos acontecimientos están demostrando que la dinámica cotidiana es mucho más sencilla y encuentra soluciones prácticas a problemas, aparentemente irresolubles. “¿Qué pasaría si en un súbito arrebato de cordura colectiva asumiésemos todos una actitud desbordante de sentido común?”, repetía con ironía Adalberto Kuajara.
Tomando esa reflexión, comprobamos que la Feria Exposición de Santa Cruz, por ejemplo, es la vitrina más grande de la economía boliviana y que está por encima, para tranquilidad de todos, de invitaciones que se mezquinan o de consignas que planteaban que los masistas no vayan a visitarla. ¡Qué ridículo!
Similar situación se está produciendo con la confrontación alentada “contra la oligarquía cruceña”; quienes lo hacen no reconocen que Santa Cruz es el apoyo más importante que tiene Bolivia para superar la crisis al generar excedente económico y expectativas.
Claudia Canedo Velasco en el Diagnóstico sobre la Región Metropolitana de Santa Cruz de 2018 dice que “las empresas comercializadoras de suelo urbano en los municipios de Porongo, Warnes, Cotoca, Santa Cruz de la Sierra y La Guardia tenían en oferta en 2017 aproximadamente 500 mil lotes de terreno para vivienda, en 36.300 hectáreas. Cuando se incluyen los proyectos que están en ejecución en el municipio de Colpa Bélgica y en la Región Metropolitana, la oferta se incrementa a más de 800 mil lotes para vivienda unifamiliar, donde pueden instalarse 4 millones de nuevos/as habitantes. Las expansiones urbanas de baja densidad que tuvieron lugar en los últimos diez años, que se extendieron más allá de los radios urbanos demarcados por los propios municipios y fueron homologadas mediante resolución suprema por el Ministerio de Planificación, alcanzan un total de 131.301 hectáreas”. Leyó bien: 131.301 hectáreas urbanas, con sus demandas de servicios básicos, sus necesidades de vías, acompañadas de la esperanza de trabajo y producción que ello significa.
Esta situación plantea la necesidad de orientar la narrativa y el imaginario para una ciudad/región territorialmente mucho más grande que el departamento y que, por ello, requiere de un acuerdo que conduzca la realidad de manera planificada superando la irracionalidad que supone esta tierra como de colonias, descampados y cuatrerajes. Sin exitismos ni chauvinismos, necesitamos interpretar lo que significa para otros departamentos que necesitan autonomía para generar su propio desarrollo y apoyar a la Bolivia productiva y competitiva.
Y aquí aparece el censo. Desde Santa Cruz no estamos peleando por recibir más recursos y representación política, estamos preocupados por la necesidad de enfrentar los problemas de nuestra sociedad al comprender la situación en la que se encuentran los departamentos y municipios que están perdiendo población y esperanzas. Chuquisaca, Oruro y Potosí necesitan más del censo, para evaluar la manera como la migración seguirá disminuyendo su población si no se aplican medidas. En similares condiciones se encuentran 256 gobiernos locales con población menor de 20 mil habitantes, que carecen de servicios básicos de salud y educación, y necesitan saber qué cantidad de habitantes tienen para aplicar medidas sociales y económicas correctivas. La postergación del censo, paradójicamente, generará mayor perjuicio a los departamentos expulsores y a los municipios pobres, pues la migración continuará hacia donde las personas suponen que tienen más esperanzas en educación, salud y trabajo.
El censo no nos debe seguir enfrentando y no puede convertirse en un instrumento de discriminación. Estamos frente a una necesidad de Estado para ayudarnos a tomar decisiones ajustadas a la realidad al comprobar que los departamentos, municipios, ciudades y universidades receptoras seguirán creciendo, generando excedente económico y recibiendo fuerza laboral, ahorro y consumo. Con censo o sin él.
Recuperemos pacíficamente el tiempo que estamos perdiendo en enfrentar estas realidades.
Columnas de CARLOS HUGO MOLINA