Primavera quemada
Estamos a puertas de que comience la primavera. Cada 21 de septiembre, expectantes, vemos cómo se marca el inicio de una nueva estación que, en este lado del mundo, es el equinoccio de primavera y en el otro lado es el de invierno.
Vemos cómo, después del invierno, empiezan a florecer los campos. Hay una época de siembra, para esperar al verano, la juventud festeja y la fecha está asociada con los estudiantes, con la alegría, con lo joven, declaraciones de amor y “te regalaré flores”. Hasta ahí todo parece muy idílico, muy amigable, ¿no? Lindo, pero ¿cuál es el trasfondo? Y observo algunas cosas al respecto: me parece curioso por ejemplo que un municipio como Tiquipaya, autodenominado el municipio de las flores, sea donde más construcciones ilegales se producen, donde más árboles se talan y a pesar de que se dice el municipio de la Madre Tierra veo una Tiquipaya repleta de autos, calles mal asfaltadas, desorden y caos, en vez de privilegiar precisamente el cuidado a la Tierra.
Resulta que hoy tener un parque, lleno de árboles, en cualquier parte de Bolivia, es un lujo. No hay tal espacio en Tiquipaya ni en la ciudad de Cochabamba o en Quillacollo, arrasado so pretexto de que el árbol “tapa mi letrero” y “tengo que vender” y por eso lo derribo.
O en Santa Cruz, donde están tan pendientes de la modelo que figura en X stand de la Expocruz, que ya no les importa cuántas miles de hectáreas se están quemando en la Chiquitania, porque su atención está puesta en algo que les produce una satisfacción inmediata; en cambio la Tierra achicharrada ya no les es útil para hacer posteos que reciban miles de interacciones.
Al parecer el ridículo gritito de “¡Basta!” proferido por un X influencer, hace tres años, nunca fue suficiente para apagar los incendios, así que muchos prefieren dirigir sus esfuerzos digitales para postear bromas grotescas en Instagram, en lugar de pedir ayuda para los bomberos, o en otra instancia, más real a sembrar un árbol.
Resulta que Bolivia hoy es un agujero negro, no es el país de las flores ni de los colores. El gran y vasto territorio que se está quemando para la expansión agrícola, por el “chaqueo controlado”, arrasa con fauna y flora, millones de animales y especies forestales quemadas que no volverán a crecer en el lugar ni en cientos de años.
Al parecer el “¡Basta!” es exactamente la política medioambiental boliviana: un meme que todos compartimos un día y al siguiente nos reímos. Es una forma de decir “¡Estamos haciendo algo!”.
Pero tú, en tu metro cuadrado: ¿cómo está tu acera? ¿Tienes plantas en tu casa? ¿Cómo está tu departamento? ¿Cómo está tu OTB? ¿Te atreverías a contar la cantidad de árboles que hay en tu barrio y compararla con la de otra ciudad del mundo?
Pareciera que no te importa cuántos árboles se están quemando porque queda claro que sólo son un meme para la ocasión.
¿Estás haciendo algo al respecto? ¿Cómo estás cambiando ese fenómeno? ¿O sólo estás viviendo una primavera quemada en una Bolivia oscura, depravada, que cada invierno se permite quemar, matar y generar una máscara desalmada de sí misma?
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER