Política energética de la UE ante la llegada del invierno
Las últimas semanas los gobiernos europeos tuvieron gran actividad dirigida a controlar la subida de precios de la energía. La semana pasada la presidenta de La Comisión Europea, Ursula von del Leyen, declaró que esperaba recaudar 140 billones de euros (igual a 140 billones de dólares), limitando los ingresos de productores de energía de bajo costo y también los precios del gas y de la electricidad para aplacar el peso económico a los consumidores. Los precios del gas, en el mercado internacional, bajaron esta semana, pero permanecen ocho veces más altos que lo considerado normal en esta época del año.
Hubo sugerencias erróneas que plantearon la disminución de precios en las estaciones de servicio, creyendo que estos distribuidores minoristas tendrían las mayores utilidades de la cadena, lo que no es cierto. Las estaciones de servicio en EEUU tienen un margen de cinco centavos por galón (el precio de galón de gasolina estuvo en un promedio de 3,83 dólares, o sea un margen de 1,31%) y algo similar sucede en las de la UE. Es muy posible que el grueso de las utilidades se quede en las grandes empresas petroleras; la Exxon, por ejemplo, tuvo una utilidad de 39 billones de dólares en el año que concluyó el 30 de junio pasado, que significa un incremento del 70% con respecto al año anterior, pero tuvo pérdidas de 22 billones de dólares en 2020; tampoco se puede dirigir la mirada sólo a las grandes petroleras porque su producción es una fracción de la producción mundial, pero está demostrado que, ajustando los márgenes de los minoristas, éstos ejercerán presión al upstream y a los productores de LNG y toda la cadena tendría que reducir sus utilidades en coyunturas como la actual.
Los Gobiernos europeos están haciendo esfuerzos para compensar económicamente la subida de precios ante la proximidad del invierno, pero la posibilidad de asegurar fuentes alternativas se ve compleja.
La OPEP decidió el 6 de septiembre un pequeño recorte de su producción petrolera y Rusia decidió cortar el suministro de gas a través del gasoducto North Stream, medida que hará más difícil el reponer las reservar de gas. EEUU por su lado está dispuesto a volcar al mercado mayores volúmenes de sus reservas estratégicas de petróleo.
La relación energética que existía entre la EU y Rusia no volverá a ser la misma, ya en los últimos meses ha cambiado profundamente. Antes de la guerra, Rusia abastecía a la EU el 40% de su gas. A la fecha, la UE sólo depende el 9% de este gas.
Si bien Rusia, gracias a la elevación de precios, ha logrado ingresos superiores a los del pasado año, pese a las sanciones impuestas, estas ganancias, según la IEA, serán neutralizadas en el futuro cercano por la pérdida de confianza y de mercados, especialmente de su mayor cliente la UE y por haberse cortado el acceso a tecnologías clave que comprometen su capacidad de explotar nuevos recursos.
Los países de la UE están diseñando medidas para evitar la elevación de precios de la energía y mantener el suministro de electricidad. Sin embargo, tienen las dificultades propias de los grandes acuerdos. Se aprecia una preocupación colectiva ante la cercanía de un frío y largo invierno.
Entre las medidas que se están implementando para asegurar y subir el suministro de gas, se han contratado buques de almacenaje y regasificación de LNG (FSRU) en puertos de Holanda por cinco años. Alemania en abril intervino la filial de Gazprom y en septiembre tomó el control de tres refinerías de la filial alemana de Rosneft en su territorio, abastecidas por el oleoducto Druzhba que viene de Rusia y tendrá que asegurarse el suministro de petróleo de otras fuentes.
En Inglaterra, la nueva primera ministra Liz Truss ha elaborado un plan, por el cual se congelaron los precios de la energía eléctrica y del gas en los niveles actuales con un costo de 230 billones de dólares (200 billones de libras esterlinas) por los próximos 24 meses. Londres tiene el costo más elevado de electricidad de todas las capitales europeas. Alemania tiene un plan similar de mitigación de 65 billones de dólares, Holanda un plan de 16 billones de euros; por su parte, Francia ha decidió limitar sus exportaciones de energía a Italia los dos siguientes años. El conjunto de la UE tiene un plan de alivio a los consumidores de energía de 375 billones de dólares. Sin embargo, está en duda que este monto sea suficiente. La tradicional disciplina fiscal de los gobiernos europeos estará lejos de ser cumplida por la emergencia energética.
Existe también el temor que los consumidores, en lugar de cortar o rebajar su consumo, lo eleven ante el congelamiento de las tarifas o la recepción de bonificaciones o incentivos.
La situación es complicada. Sin embargo, se puede asegurar que no será tan crítica como lo fue el embargo petrolero de 1973.
Columnas de HUGO DEL GRANADO COSIO