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Bolivia es un país donde es más fácil comprarse un departamento en Las Loritas, con crédito directo, que apelar al crédito de vivienda social y tener un departamento en la Villa Sudamericana o en la villa Whipala de El Alto.
Bolivia es un país donde es más fácil comprar Mercurio, que es altamente tóxico, pedir al Gobierno que te dé permiso para ir a meterte a tres parques nacionales para extraer oro a título de minería cooperativista, fuertemente contaminante y depredadora, pagar sólo el 4,8 por ciento de impuestos, que ser un profesional dedicado a la economía naranja, a la circular, no contaminante, o a la industria sin chimenea y encima pagar más del 21 por ciento en impuestos.
Bolivia es un país donde es más fácil pedir por WhatsApp la importación ilegal de un auto chuto de Chile, conseguirle placas y una licencia trucha para conducirlo, pagar la respectiva cuota de la línea de trufi por donde quieres manejar, porque tienes gasolina subvencionada y gas subvencionado, no pagar impuestos, que tener un auto legal con vidrios oscuros. También está prohibido que tu auto legal y con papeles al día circule un día a la semana porque imaginariamente estamos “protegiendo el medio ambiente” y no queremos contaminar el aire de las urbes bolivianas con gases tóxicos.
Bolivia es el país donde nos llenamos la boca diciendo que la Madre Tierra tiene derechos. Vamos a foros internacionales y recibimos a muchos organismos diciendo “mira cómo Bolivia está trabajando la problemática del medio ambiente” pero somos los primeros en autorizar quemas y avasallamientos para la expansión de territorios agrícolas diciendo que tenemos una economía socialista. Sin embargo estamos tan arrodillados al vil capitalismo/ narcotraficante que somos los líderes en depredar a la Madre Tierra. Quienes quieren hacer economía verde, y reutilizar energías, les va mejor en Paraguay que en este país. Bolivia es un país que se ampara en el imaginario de lo ancestral como algo bueno y positivo.
Bajo esa mirada permite, entre otras cosas, degüella perros para que terminen como ofrendas a la Madre Tierra, tala árboles y chaquea suelos porque son “prácticas ancestrales”. Sin ir muy lejos y precisamente en esta época todos los incendios que observas a tu alrededor son precisamente debido a esas “prácticas ancestrales”. ¿No habrá otras formas de tratar a la Madre Tierra con mejores tecnologías, con miradas más actuales sin contaminar ni destruir? Probablemente sí, pero como estamos anclados en un amargo resentimiento mirando en el pasado no estamos pudiendo dar una mirada hacia adelante. Ese es el país de hoy. Bolivia contaminada, secuestrada y avasallada
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER