La COP27 y el “despertar” de Bolivia
Empiezo esta aventura en el teclado, agradeciendo a Los Tiempos, y en especial a Marco Zelaya, su director, por darme este espacio en el que quiero priorizar temas de medio ambiente.
¡Espere! ¡No se vaya! Le prometo que todo esto, aunque no parezca, también le atañe directamente, así que me comprometo a hacer esta columna lo más interesante posible para retenerlo a mi lado.
Acaba de terminar la COP 27 y hay una novedad interesante. ¡Al fin hay una novedad interesante! Son 27 años en los que los 200 países que acuden a la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCC, por sus siglas en inglés) se sientan a tratar de conciliar la economía, el desarrollo y el calentamiento global en una especie de juego de ajedrez muy desigual, algo así como que uno de los contendientes jugase sin reina.
Durante años ha estado peleándose, sobre todo por los países más afectados por el cambio climático, un fondo de compensación para pérdidas y daños. Bolivia tuvo un papel destacado en introducir esto a la agenda y un tiempo incluso llegó a liderar las negociaciones en este aspecto.
Este fondo, de 100 mil millones de dólares, va a tratar de compensar a los países vulnerables respecto a los daños que hayan sufrido (finalmente) por los embates del cambio climático. Todavía no se sabe quién aportará ni cuánto ni quiénes lo recibirán, pero ya está firmado y debe funcionar lo antes posible.
He escuchado al vicecanciller Freddy Mamani explicando que, siendo que Bolivia es un país lastimado por el cambio climático, el Gobierno va a “comenzar a planear proyectos para acceder a alguno de esos fondos”.
¿Comenzar? ¿Qué han hecho entonces durante años los delegados nacionales que han asistido puntualmente a todos los eventos que se han realizado en diferentes partes del mundo? Imagino que no sólo turismo. Entonces, ¿por qué recién se va a planificar proyectos cuándo sabían que esta negociación era vital para compensar la responsabilidad histórica de los grandes contaminadores (parte de su discurso desde siempre) y que, una vez que ocurriera, la lista de países que necesitan optar a esos fondos es muy larga?
Da para pensar que en tantos años de perseguir un objetivo, que ha sido central en su agenda, los bolivianos no tengan proyectos hechos y derechos listos para optar a esos fondos.
Son 100 mil millones de dólares que serán repartidos entre aquellos países, muchos, que presenten proyectos consolidados para blindarse de alguna forma de los estragos causados por el calentamiento global. ¿Y el gobierno de Bolivia va a “comenzar” a planear proyectos ignorando las sequías, degradación de la tierra, deforestación, incendios, heladas? Ya me imagino las casas de los delegados la de souvenirs que tienen, porque resultados para el país, cero.
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