Epílogo y también prólogo
Una encuesta de la empresa Diagnosis ha revelado que la crisis del censo ha desgastado tanto al Gobierno como a la dirigencia de Santa Cruz y que esa caída es proporcional a la extensa duración del conflicto.
Sin embargo, surgen voces, en el Ejecutivo y en el ala más radical del masismo, que buscan desmerecer la protesta cruceña de más de un mes, lo cual no tiene sustento alguno.
Uno de los resultados más significativos de la lucha de Santa Cruz ha sido, qué duda cabe, poner un freno a la tentación del Gobierno de ejercer un poder ilimitado, que revela el escaso o nulo valor que el MAS otorga a la democracia; desde su perspectiva, la democracia es un juego de suma cero, es decir, unos ganan lo que los otros pierden, cuando en realidad deben considerarse todas las voces, incluso las minoritarias, porque la democracia tiene que ser plural e incluyente. Con mayor razón, la región más fuerte debe ser escuchada y tomada en cuenta.
El Gobierno no argumentó convincentemente por qué se postergó el censo de este año y buscó otorgar legitimidad a esa decisión al estilo sindical: con apoyo corporativo y de autoridades regionales alineadas con el poder y sin considerar la posición disidente, principalmente de Santa Cruz, pero también las de otras regiones.
En consecuencia, tal vez siguiendo el consejo de los más radicales, Arce renunció a convencer, a buscar un verdadero consenso, y sacó la carta de la coerción; es de manual: un gobernante que no convence debe estar dispuesto a forzar. Y fue así como quiso doblegar a Santa Cruz, con la fuerza combinada de los grupos de choque masistas y efectivos policiales, degradados en su función constitucional de preservar el orden interno, para transformarse en instrumentos de aplacar la disidencia. Sin embargo, la resistencia de los cruceños fue directamente proporcional al uso de la fuerza legal e ilegal y la intención de resolver el conflicto con gasificaciones y a palazos fracasó.
De la resistencia, en un segundo importante resultado, se pasó a cuestionar el reparto de escaños y, en general, el campo electoral; en vista de que hoy se estima que el 75 por ciento de la población vive en las ciudades y el restante 25 por ciento en las áreas rurales, se puso en duda el diseño de las circunscripciones uninominales, que según las denuncias favorece al MAS, aunque otras voces relativizan o niegan tales afirmaciones. Sólo las nuevas cifras del censo despejarán estas denuncias e interrogantes.
Un tercer resultado es la reflexión sobre la relación de las regiones con el Estado. Santa Cruz ha puesto en evidencia que ya no es sostenible que el centralismo se quede con el 80 por ciento de los recursos, en tanto que apenas el 20 por ciento retorne a las regiones. En lo político, el conflicto ha sacado a flote la vieja rencilla entre un Estado con presupuestos elevados en gastos para salarios de la burocracia y regiones a las que se les niega recursos y la posibilidad de encontrar su propio desarrollo, por lo cual Santa Cruz se ha propuesto reflexionar sobre las condiciones de su nueva relación con el Estado, lo cual implica un mayor grado de autodeterminación o la vía federal para la constitución de un nuevo modelo estatal.
Al parecer, se cierra, con esta crisis, una etapa y comienza otra. Es lo que se le debe a la lucha cruceña.