Más allá de la ley del censo
Se aprobará o no la ley del censo, se harán trampas o no para ello, el paro cívico será un éxito o un fracaso, podrá ser o no ser la muestra de un movimiento del cruceño de ancestro y de los ciudadanos de otros departamentos y de extranjeros radicados en Santa Cruz, será traicionado o no el pueblo, se habrá mostrado o no la brutalidad del Estado, la Policía guardará prestigio o será vista con odio o desprecio, saldrán ganando o perdiendo algunos partidos y personajes, y así se podrán ir formulando una serie más de alternativas, pero al margen de todo esto lo cierto es que se modificarán muchas cosas en Bolivia.
Lo que está absolutamente asegurado es que en el país se producirá una nueva reconfiguración política, reconfiguración que ya la hubo en 1898 y 1899 cuando, con el pretexto de hacer de Bolivia un país “federal”, federalismo que nunca existió, estalló una guerra civil impulsada por los conservadores de La Paz contra un poder centrado en Sucre que dominaba la explotación de la plata y al ser sustituido este mineral en el mercado internacional por el estaño se dio lugar a que por medio de esa guerra civil se trasladara la sede del gobierno a La Paz, convirtiéndose esta ciudad en el centro cosmopolita de todo el país e ingresando Sucre y por supuesto Chuquisaca en un ámbito de pobreza que con el correr del tiempo va creciendo y produciendo su despoblamiento.
Indudablemente hoy una nueva reconfiguración se repite y es irrefrenable que en Santa Cruz de la Sierra se centre el poder total, no por medio de las armas como en 1899, sino por el predominio de la economía real y aquello del federalismo seguirá siendo un cuento de románticos o de bandidos al no haberse alcanzado ni siquiera un remedo de autonomía.
No sabemos si a La Paz le espera el destino de Sucre y de Chuquisaca, pero ciertamente el conflicto del censo, más allá de su resultado, se ha convertido en una especie de insuperable marketing para Santa Cruz. Hoy la migración interna como la externa ya es enorme hacia este departamento y el tema del censo le ha hecho tal propaganda que un alto porcentaje de bolivianos pretende trasladarse a este centro económico en la creencia de que aquí les esperan días felices, esos días que no logró en el altiplano ni en los valles.
Desde luego que dichas ilusiones tienen validez relativa. Es posible que el trasladarse a la ciudad oriental depare a muchos días mejores, pero tendrá que tomarse en cuenta que se estará trasladando a una jungla económica, a nadie se le concede nada gratis y eso de que “aquí se les espera con los brazos abiertos” es un simple decir, nadie espera a nadie con los brazos abiertos, en Santa Cruz cada uno tiene que abrirse camino como pueda y como sea, esta ciudad está hecha para “el peleador callejero”, donde vale todo.
Nadie se traslada a Santa Cruz a rezar ni a hacer política ni a filosofar, se va a ganar plata para prosperar con la actividad puesta en la ardorosa y difícil lucha por la vida, porque se va a un centro capitalista, no al paraíso plagado de almas benditas. No en vano se ha puesto de moda la palabrilla “emprendedor”, como símbolo de orgullo de quien desarrolla un negocio o una empresa cueste lo que cueste.
Es decir, como alguna vez ya dijimos, cambiará todo para que no cambie nada. Bolivia seguirá constituyendo un Estado fallido, la disputa por el elemental censo nos lo ha demostrado hasta el hartazgo.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA