El legado de Albó
Ha causado gran consternación la muerte del padre jesuita Xavier Albó, quien también fue un brillante antropólogo, lingüista e historiador, con un inigualable aporte intelectual que ha contribuido a la comprensión de la realidad boliviana, en especial la de los pueblos indígenas del país. Pero es también destacable su faceta de defensor de los derechos humanos y de la democracia, en momentos cruciales de nuestra historia.
Además de sus esclarecedores estudios antropológicos y lingüísticos sobre los pueblos originarios, que son un referente esencial y de consulta obligada para comprender el mundo andino y amazónico contemporáneo, abordó con autoridad aspectos políticos e históricos de esas colectividades, entre otras obras, en La cara india y campesina de nuestra historia, que abrió una brecha para la cabal comprensión de lo indígena, antes y después de la Revolución del 52. Dueño de una visión amplia, este sacerdote nacido en 1934 en Garriga, Cataluña, España, se describía a sí mismo como un curioso impenitente; fue fundador del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado, Cipca, e impulsor permanente de estudios de pre y posgrado en lenguas y culturas originarias.
No se puede desligar su actividad científica y académica de su tarea como activo luchador por los derechos humanos y libertades democráticas. Albó fue miembro activo de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia y en esa condición participó en la huelga de hambre de fines de 1977 e inicios de 1978 que precipitó la amnistía general irrestricta y la caída de la dictadura militar del general Hugo Banzer; solía contar que había resuelto nacionalizarse boliviano después del asesinato, en la dictadura del general Luis García Meza, en 1980, del también sacerdote jesuita Luis Espinal.
Tan clara era su posición democrática, que en la ceremonia de concesión del Cóndor de los Andes, en 2016, en el gobierno del expresidente Evo Morales, se declaró librepensante, al explicar que era partidario del proceso de cambio, pero que a la trilogía Ama Sua (No seas ladrón) , Ama Llulla (No seas mentiroso) y Ama Quella (No seas flojo) había que agregar Ama llunk’u (No seas adulador) y Ama Ch’in (No calles). En 2017, después de conocerse la sentencia constitucional para la reelección indefinida de Morales, declaró que pensaba devolver el galardón al gobierno.
Íntegro y brillante, deja un legado incomparable al país. El poder -y más el que aspira a ser absoluto- suele exigir que las personas crean y obedezcan, pero eso no era válido para Albó, quien profesaba una profunda fe en los valores cristianos y democráticos. Que descanse en paz.