¿Cómo recupera un Gobierno la confianza económica?
La economía también está alimentada por supersticiones, mitos, recuerdos y esperanzas. Es más, el plano psicológico juega un papel fundamental en los manejos económicos, ya que, para que las personas decidan generar acuerdos comerciales o intercambios económicos, necesitan un sistema de garantías que les asegure que el dinero invertido no será perdido.
Entonces, un manejo económico también implica que quienes gobiernan el Estado puedan transmitir a sus ciudadanos la seguridad de que puedan obrar libremente y que no se verán afectadas sus inversiones, y a eso, en economía, se llama confianza, que es el eje de cualquier sistema económico eficiente, ya que facilita las transacciones entre individuos, empresas y Gobiernos, impulsando la inversión privada, generando empleo. En resumen, podemos decir que la confianza y gestión económica eficiente van juntas.
En el contexto económico actual, la reducción de las divisas en moneda extranjera en el país, y las repercusiones manejadas por la prensa y la oposición, generaron un proceso de desconfianza sobre la divisa boliviana, y llevaron a la ciudadanía, con plata —porque si no tienes plata que dólares vas a cambiar— a perder confianza en el boliviano como moneda segura de intercambio. En resumen, el caos que se está viviendo actualmente en relación con el dólar.
Además, los principales actores económicos fuera del Estado, que han generado una importante obtención de divisas, y que se dedican al comercio, la agroindustria y la explotación del oro, han demostrado que no confían en el Gobierno ni en la seguridad jurídica que ofrece, ya que hay un flujo de dólares fuera del país, buscando guardar esas ganancias en el extranjero, por lo que esas ganancias fruto de exportaciones no se reinvierten en el país.
Por último, el programa de asistencialismo político del gobierno central implica gastos fuertes de dinero en sueldos y salarios de funcionarios públicos de empresas deficitarias e instituciones gubernamentales sin razón de ser, sigue mermando las arcas públicas y ahora se ha extendido a los ahorros de jubilación y suscripción de más créditos financieros, con riesgos macroeconómicos a mediano plazo y, por tanto, pérdida de confianza internacional sobre el país.
Entonces, ¿cómo, en este contexto, un Gobierno puede recuperar la confianza económica de la ciudadanía y la inversión internacional?
Como la confianza es un valor, la solución también pasa por otro valor, el de la honestidad, porque si un Gobierno transparenta sus operaciones, es sincero sobre la realidad económica, garantiza la seguridad jurídica de las propiedades productivas, cierra las empresas improductivas y despide a funcionarios públicos supernumerarios, estaría siendo honesto sobre la administración de los recursos de un país, aunque eso lleve a pelearse con grupos corporativos y mafias políticas, pero al hacerlo daría certeza y confianza permitiendo que los actores económicos movilicen recursos y se recupere la economía.
Ahora, la solución parece sencilla, pero el problema es complejo, porque para que un Gobierno sea honesto, se necesita que la gente que lo administra también lo sea.
El autor es analista de políticas públicas
Columnas de CÉSAR AUGUSTO CAMACHO SOLIZ