“Obras estrella”: placebos urbanísticos
Muchas de las iniciativas urbanas que se implementan en Cochabamba tienen que ver con el impacto que buscan provocar en la ciudadanía respecto del trabajo institucional para el mejoramiento de la ciudad, lo cual no representa en ningún momento un aporte eficiente al desarrollo urbano integral, ni al desarrollo sostenible. Estos objetivos se visibilizan en “obras estrella” que no significan repensar la ciudad.
Entre ellas se pueden citar edificios administrativos, ciclovías desarticuladas, parques aislados, y otros, que representan de alguna manera la alegría de pequeños sectores de población ubicada normalmente en su entorno, pero que funcionalmente no son obras de beneficio colectivo.
Estas intervenciones urbanas, tienen características de “placebo”, en analogía a la sustancia que puede generar un efecto terapéutico en el paciente sin tratarse de un medicamento realmente efectivo.
En este contexto, el alcance de una intervención urbana puede mirarse desde dos perspectivas. La primera evidencia una labor administrativa consciente que pretende la mediación entre crecimiento urbano y sostenibilidad, gracias a la planificación, satisfacción de verdaderas necesidades, uso de tecnología, y buena inversión presupuestaria en la priorización de necesidades; y la segunda solo persigue promoción y rentabilidad económica a partir de la inversión privada de orientación reformista, o rédito político con otros fines más especulativos personales o grupales.
Es preciso mencionar que ninguno de los dos aspectos está bien trabajado en la ciudad. A pesar del avance de la innovación tecnológica y la huella que puede producir en la ciudad, las intervenciones e iniciativas urbanas solo constituyen pequeñas acciones y proyectos menores de impacto trivial para la población, sin encajar en el desarrollo humano-urbano de un proceso de ordenamiento moderno, sostenible y de alta evolución tecnológica.
Estas intervenciones urbanas con carácter de placebo son parte del acervo político que utilizan personalidades que lidian por ganar los espacios administrativos institucionales con la ejecución de proyectos de aspecto superficial, de modelos urbanos dominantes en el mundo, considerados exitosos, ignorando otros elementos más representativos, como las condiciones socioculturales y político-ambientales del entorno local.
En Bolivia, las intervenciones urbanísticas de efecto placebo no están acordes con el debate sobre las “ciudades inteligentes”, que, aunque son parte de un reto global por mejorar las condiciones de habitabilidad urbana, no se comparan con el manejo del espacio público a escala local. Los diferentes “prados”, principales espacios públicos de la ciudad, presentan un efecto placebo en la intencionalidad de revitalizar sus áreas verdes y paseos para la comunidad urbana. Sin embargo, su condición de encierro en medio de vías troncales —conectoras principales de la ciudad— impide satisfacer eficientemente una actividad altamente demandada por los habitantes. Ahí debería entrar la planificación urbana integral sostenible para establecer áreas que no muestren solamente una aspecto y paisaje positivos, sino una funcionalidad que cumpla con los principios urbanos de una ciudad inteligente, situación que exige trabajar sistemática y holísticamente el comportamiento de la ciudad.
De no trabajar de manera planificada, las intervenciones realizadas pueden considerarse “fantasías inteligentes”, como la plaza principal, el Prado, el boulevard de la Recoleta, parques infantiles, plazuelas o rotondas que pretenden ser soluciones y solo se acercan a un efecto placebo en el manejo y recuperación de espacios públicos. Si bien es posible y aceptable manejar así estos espacios públicos, y desde alguna perspectiva son positivos porque la ciudad puede ganar paseos peatonales y democratizar el derecho a la ciudad a partir de la ocupación espacial, no dejan de ser solo una intervención sugestiva, “una obra estrella”, intento de ser parte del concepto de innovación y, lamentablemente, muy lejos de relacionarse mínimamente con la noción de un urbanismo inteligente.
Por lo que, de manera indiscutible, se debe impulsar la inclusión del aspecto sociocultural que consiga la participación conjunta de ciudadanos y autoridades en la generación de conectores factibles de ser utilizados socialmente para reducir la desigualdad urbana, la inseguridad ciudadana, el desgaste del patrimonio y la degradación del espacio público, además de aportar en el incremento del urbanismo táctico. Desde el urbanismo placebo será imposible remediar problemática.
No es suficiente romantizar el panorama local, es necesario avanzar en mayores ilustraciones a fin de movilizarse eficientemente en espacios globales, correlacionando en las intervenciones urbanas el acercamiento a una ciudad inteligente con una ciudadanía y una institucionalidad inteligente.
El autor, Ph.D., es investigador del Ceplag-UMSS, mkquiroga@gmail.com
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