El MAS: congreso vs. cabildo
Si alguna duda cabía acerca de la escisión del Movimiento Al Socialismo (MAS), ésta parece diluirse con la seudorrevelación de la ambición electoralista del expresidente Morales y los rechazos que esta provoca.
Lo que sí es incierto es hasta cuándo la sigla MAS-IPSP conservará el esquema consolidado durante dos décadas en función de la figura de un caudillo.
La división de la organización política más grande del país —y que nos gobierna desde hace 17 años, con un intervalo de 11 meses— seguramente comenzó a los pocos días de la victoria electoral de Luis Arce en octubre de 2020, cuando se conformaba el gabinete de ministros y se decidían otras designaciones de altos funcionarios de Estado que son atribución exclusiva del presidente.
Y, precisamente, al día siguiente de haber sido elegido presidente, Luis Arce declaraba, en una entrevista con el programa Newshour, de la BBC, que “si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el gobierno. Será mi gobierno”.
Todo indica que el expresidente no asumía las cosas de esa manera y sus críticas a la gestión del actual jefe de Estado comenzaron a manifestarse pronto, y a repetirse con frecuencia, sin resultados, como lo demuestra el desdén con el que Arce recibió las “sugerencias” de Morales acerca de cambios en su gabinete.
La fractura en el MAS se fue ampliando seguramente de una manera más brusca de lo que dejaban percibir las declaraciones de ambas partes, lo mismo que el trato entre sus líderes, hasta llegar a la situación de hoy.
El paso del “hermano presidente”, que Morales otorgaba a Arce, al calificativo de “cajero” de su gabinete, dado por aquél a éste para invalidar la autoría de un modelo económico que, además, se cae en pedazos, traduce bien la amplitud y profundidad de la fisura que divide a los masistas.
Una división que, obviamente, afecta a las organizaciones sociales que conforman el Instrumento para la Soberanía de los Pueblos (IPSP), el apellido del MAS y, de manera especial al Pacto de Unidad que, como otras instancias que son el sustento popular del partido azul: Csutcb, Interculturales y Bartolinas, tiene hoy dos versiones: una leal a Morales y la otra al Gobierno, es decir a Luis Arce.
Esta última decidió desconocer y no participar del congreso nacional del MAS “convocado para el (3, 4 y 5) de octubre en Lauca Ñ, Cochabamba, (…) ya que dicha actividad es ilegítima, sin consenso y con apetitos personales”. También determinó realizar una “gran marcha” y un cabildo, en El Alto, 12 días después del “evento” en el Chapare.
Así, en unas semanas asistiremos a dos demostraciones de fuerza en las que ambas facciones del MAS medirán su poder de convocatoria.