Sida, la pandemia que crece
El 1 de diciembre es el Día Mundial del Sida, esa infección que era irremediablemente mortal hasta hace unas décadas y que hoy puede tratarse con resultados positivos. Sin embargo, su incidencia continúa siendo alta, entre otros factores, porque la percepción de riesgo ha bajado.
Hace 42 años, fueron identificadas por primera vez algunas manifestaciones de la enfermedad conocida actualmente como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y que hasta ahora ha provocado la muerte de más de 40 millones de personas. Su causa, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), se identificó en 1983.
El mundo está en camino de eliminar el sida para 2030. Así lo asegura un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), publicado en julio de este año.
Pero, en Bolivia, las cifras de nuevos contagios no parecen ir en esa dirección. Entre el 1 de enero y el 27 de noviembre, fueron detectados 39.254 casos de VIH-sida en todo el país.
En Cochabamba, según datos oficiales, hubo 492 contagios desde el inicio del año hasta el 4 de octubre. Y 602 hasta el 28 de noviembre. Es decir que la probabilidad de superar en 2023 el número de casos de 2022, 640, es elevada.
Esas cifras confirman una evidencia: el Estado boliviano, año tras año, sigue arrastrando muy graves deficiencias en las políticas preventivas, las relacionadas con la educación e información. Y aunque ese vacío ha sido llenado, por lo menos parcialmente, por instituciones privadas, no ha sido suficiente para compensar la ineficiencia de las acciones de las instituciones estatales, lo que se refleja en el continuo avance del mal.
La mayoría de los 602 casos de VIH positivos en Cochabamba son de jóvenes, el grupo más afectado, con el 14 por ciento de diagnósticos positivos, de acuerdo con datos del Servicio Departamental de Salud.
Peor aún, la transmisión vertical (madre a bebé) alcanza una prevalencia de 0,82 por ciento, mayor que la registrada entre jóvenes y adultos: 0,30 por ciento, según informa el Instituto para el Desarrollo Humano (IpDH), una entidad privada que trabaja en el tema desde hace más de 25 años.
Entre las causas de esta situación está que “en los servicios de salud públicos o privados, muchos médicos no piensan en la probabilidad de infección por VIH, ni preguntan al paciente temas relacionados con la sexualidad”, señala un reporte del IpDH.
Fallas en la vigilancia médica, falta de información de las personas sexualmente activas o simple ignorancia acerca de los riesgos de contagio y de la posibilidad de realizarse una prueba de diagnóstico, gratuita y anónima, completan el marco propicio para la expansión de VIH-sida en el país.