Mira hacia arriba y no hacia afuera
Todas las personas tenemos nuestras propias historias, algunas luchan contra la ansiedad, otras contra la depresión, no faltan quienes atacan a la tristeza, muchos batallan contra el pesimismo y otros tantos contra miedos indiferenciados, y así sucesivamente la vida va pasando de pelea en pelea.
Aparentemente, las historias son similares entre una y otra, pero la verdad es que cada batalla es diferente y cada experiencia es única. He oído historias similares, pero lo cierto es que la batalla de cada persona es incomparable, pues cada uno tiene y afronta a su propio “Goliat”: lo puedes llamar preocupación, pánico, soledad, desesperación, ira, frustración, culpa, vergüenza, envidia o resentimiento. No importa el nombre que lleve, cualquiera de ellos te invita a mirar hacia afuera y te muestra todo lo malo que te pasa o te ha pasado.
Las formas de revelarse son diversas: la tristeza, por ejemplo, suele manifestarse como una sensación de pesadez emocional. La soledad puede generar un profundo aislamiento y anhelo de conexión. La desesperación puede llevar a una sensación abrumadora de falta de esperanza. La ira se experimenta como una intensa furia, a menudo con agitación emocional. La frustración puede generar impotencia y disgusto. La culpa y la vergüenza suelen provocar remordimientos y sentimientos de no ser suficiente. La envidia puede causar malestar al compararse con otros. El resentimiento puede generar hostilidad prolongada hacia quienes se perciben como responsables y la lista puede continuar sin parar.
Todos estos sentimientos nombrados y los que no nombré pero sé que los estás pensando afectan significativamente la vida de las personas. Mira que la tristeza y la desesperación, por ejemplo, pueden influir en la motivación y la capacidad para disfrutar la vida. La soledad puede impactar las relaciones y la salud mental. La ira y la frustración pueden influir en la toma de decisiones y las interacciones sociales. La culpa y la vergüenza obstaculizan la autoestima. La envidia y el resentimiento pueden generar conflictos en las relaciones. Sea cual sea el “Goliat” que tenemos al frente, parecería que puso el pie en nuestro cuello y no quiere sacarlo.
Sin embargo, para vivir lejos de todo aquello que nos quita la paz y la plenitud de vida, la clave no es contar con un plan, sino, con una persona. Nuestra esperanza debe estar puesta en Jesús.
Dios entiende lo que vivimos y lo que nos estresa en la vida, muchos lugares en las Escrituras hablan directamente de la ansiedad, cientos más hablan del temor y la preocupación, y así podría nombrar uno a uno esos sentimientos que hoy muchos de nosotros sentimos y podríamos preguntarnos ¿Por qué? ¿Por qué en la Biblia se habla ya de esto? ¿Acaso estos males no son de este tiempo? Una respuesta podría ser no, porque la gente es gente y siempre lo fue, siempre sintió lo que hoy tú estás sintiendo.
Créanme que es posible vivir lejos de las garras de estos “Goliat”, puede sonar simplista pero en un mundo que ofrece soluciones rápidas contamos con una oferta que viene de los cielos, que nos promete guiarnos, protegernos y preservarnos.
Yo sé que mucho de lo que pasa fuera de nosotros nos conduce a sentir toda esa lista que no queremos vivirla, nadie puede estar cómodo con esos incordios en el corazón, por eso la sugerencia de hoy es enfática y te desafío a que la pongas a prueba: mira hacia arriba y no hacia afuera.
Columnas de JEAN CARLA SABA DE ALISS