Acerca del mensaje presidencial por el Día del Trabajador
El mensaje presidencial pronunciado por el primer mandatario del país, en ocasión del festejo del 1º de mayo de 2024, trajo bastante tela por cortar, con reacciones en el ámbito político, pero, también, empresarial. Como era de esperar, el discurso tuvo un fortísimo enfoque político e ideológico, además de consagrar por decreto lo que aguardaba la otrora gloriosa Central Obrera Boliviana (COB), presente en el acto oficial: el incremento del 5,85% al salario mínimo nacional y del 3% al salario básico, obligatorio para el sector empresarial que trabaja en el campo de la legalidad y la formalidad.
¡Todo el discurso fue para los trabajadores, nada para los empleadores que deberán soportar esta carga en momentos muy complicados, cuando importante hubiera sido escuchar a quienes son los verdaderos protagonistas del desarrollo siendo que no hay lugar a la disquisición sobre “el huevo o la gallina”, ya que de los empresarios dependen los empleos dignos para los trabajadores!
En este contexto y por su importancia, voy a dedicar esta columna a proyectar el sentir de un profesional y dirigente del sector agropecuario, quien tuvo la gentileza de compartir conmigo sus preocupaciones que, con seguridad, reflejan el pensamiento del sector agropecuario nacional, me refiero al Lic. Mario Moreno Noorthoorn, Presidente de la Asociación Nacional de Productores de Maíz, Sorgo, Frijol y Cultivos Alternativos (Promasor), un sector estratégico para la alimentación, tanto humana como animal.
La primera observación de Moreno tuvo que ver con la parcialización y el sesgo que notó en el mensaje presidencial, abiertamente direccionado a sectores que lo apoyan, para él, por un oportunismo de los dirigentes de la COB y de otros sectores amparados en la política barata tradicional que tanto daño hace al país, y que es de nunca acabar: vivir aprovechándose de la burocracia estatal, malversando los escasos recursos e imponiendo inversiones improductivas, que bien podrían ser usados para atender prioritariamente necesidades importantes en cuanto al servicio público social y/o para inyectarlos al aparato productivo privado, a fin de garantizar un mejor resultado, generar una rotación dinámica de reposición y su retorno para la reinyección al sistema, en el menor lapso posible.
Al productor del agro no le gustó “nadita” que, mientras el sector privado que goza de independencia política y tiene capacidad de reacción productiva inmediata, arriesgando y generando su propia economía con sus iniciativas, asumiendo riesgos y aplicando su ingenio para la inversión, la administración pública “está en otra” y no acompaña el quehacer del desarrollo productivo, aunque, pese a tal adversidad, sigue insistiendo y produciendo, aportando fuentes de empleos dignos a lo largo de la gran cadena de servicios conexos al sector.
Moreno cuestiona: “¿Qué podemos hacer para ser escuchados y que se nos dé la debida atención, cuando a otros sectores que son afines políticamente se los atiende y alaba, sin importar que sean improductivos y, además, una carga social? Es lamentable que se nutran políticamente de tales sectores que circunstancialmente tienen vigencia y usufructúan del poder; vivimos en un círculo vicioso, no cambiamos; cada nueva administración gubernamental hace y deshace las políticas públicas de acuerdo a su conveniencia y línea político-partidaria; pero, no somos ni tontos ni miopes para no darnos cuenta del daño que se hace al país, postergando generaciones que se desilusionan y buscan nuevos horizontes, migrando a otras naciones en busca de oportunidades. Es incomprensible que, cuando a los gobernantes se les brinda abiertamente propuestas de alianzas público-privadas para un trabajo conjunto, no se avance”.
Según Moreno, el sector del agro -particularmente el que él representa- se siente discriminado -excluido del mensaje presidencial del 1º de Mayo- direccionado sólo a un segmento de la población, con claras intenciones políticas en función de las próximas elecciones nacionales del 2025, de ahí que recomienda tener cuidado a la hora de actuar como sector agropecuario independiente, a fin de no ser utilizados sólo “para la foto” haciendo creer a la sociedad que se está en sintonía con el Gobierno, en el sentido positivo y productivo, pese a que el diálogo no da fruto.
Y, concluye: “¿Acaso la álgida situación que estamos viviendo no es producto de las malas inversiones y toma de decisiones, expresiones ellas de una deficiente política económica que provoca la escasez de divisas y la reducción de las reservas internacionales del país, que volverán luego como un `boomerang` y provocarán un estancamiento económico? Espero que no sea demasiado tarde para tomar buenas decisiones de política económica y que no reaccionemos de manera tardía para la recuperación de nuestra fortaleza; ojalá no quedemos entrampados con compromisos internacionales en cuanto a un endeudamiento externo que signifique postergar el desarrollo y frustrar el futuro de muchas generaciones”.
Columnas de GARY ANTONIO RODRÍGUEZ