Niños sin hogar, los más frágiles
Cada vez que se habla de un día especial, generalmente es para celebrar. Sin embargo, hay otros como el Día de la Familia, que tiene una fecha en mayo, que son diferentes y propicios para hacer un alto, reflexionar y preguntarse: ¿Qué pasa, ¿cuáles son las causas y qué les espera a quiénes de un momento a otro ven su hogar destruido?
Según un estudio sobre el derecho a vivir en familia, realizado por la Defensoría del Pueblo, los niños víctimas de esas fracturas van a uno de los 50 centros —dos públicos y 48 privados— que hay para ellos en Cochabamba.
La realidad de los niños sin hogar suele estar opacada por la priorización de otros aspectos que aparentemente son decisivos, urgentes y que se imponen al drama silencioso de las familias rotas.
Sólo en Cochabamba hay 1.500 niños, niñas y adolescentes sin hogar que están en centros de acogida. Si bien algunos mantienen algún vínculo con algún familiar o allegado como el papá, la mamá, el tío, un tutor o hasta un padrino será muy difícil que vuelvan a reconstruir sus lazos afectivo-familiares debido a las consecuencias duraderas de la violencia, la pobreza y la adversidad.
A medida que esos menores crecen, sus oportunidades de encontrar un nuevo hogar son reducidas. El 53% tiene menos de 18 años, el 32 menos de 12 y el 15 menos de 6 años.
Antes de que el panorama se torne más sombrío, han surgido esfuerzos para evitar que más niños sean expulsados de sus casas. Hay instituciones, que trabajan en los barrios llevando alimentos, brindando apoyo escolar y nuevas leyes que se enfocan en el fortalecimiento familiar; pero, sin duda es necesaria una red de solidaridad más amplía para evitar que la pobreza y la violencia dejen a decenas de niños sin un hogar.
Columnas de KATIUSKA VÁSQUEZ