¿Más de lo mismo? A propósito del próximo Congreso Plurinacional de la Educación
A días del Congreso Plurinacional de Educación 2024, previsto del 11 al 15 de noviembre, organizado por el Ministerio de Educación de Bolivia, son necesarias algunas opiniones.
La educación vive una profunda crisis y este evento motiva la reflexión sobre ella y sus eventuales conclusiones.
Lo positivo de este evento radica en que:
-“Es la máxima instancia de participación social comunitaria en el ámbito educativo”, según la convocatoria realizada.
-Permitirá cierta dinámica de reflexión y debate, así sea en espacios reducidos y cerrados del magisterio.
-Generará un intercambio de ideas así sea de forma esporádica, desorganizada o ingenua, a saber:
-Que la educación actual es un interminable arrastre de la deficiente calidad del servicio, con datos preocupantes. Según el Diagnóstico Nacional pos Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) de la Unesco (2017) analizado por la Fundación Milenio, en las pruebas de lectura, a estudiantes de sexto de primaria, “el 85% de ellos tiene deficiencias en su aprendizaje, es decir que la mayoría de los estudiantes no entiende lo que lee y no tiene capacidad adecuada de establecer relaciones, interpretar, reflexionar e inferir significados”, ni de interpretar lenguaje figurado. “En matemáticas la situación es menos alentadora, entre los estudiantes de tercer grado el 81 % no puede resolver problemas que involucran la comparación y conversión de medidas o la interpretación de figuras geométricas”, secuencias numéricas, realizar operaciones, etc.
-Que las cuatro brechas de la inequidad educativa subsisten. La brecha urbana-rural donde la educación rural (indígenas incluidos) lleva la peor parte con servicios deficientes, escasos y dispersos. La brecha de género, donde las mujeres sufren la inequidad, mucho más si son mujeres del área rural. La brecha pública-privada, donde la educación pública muestra datos de menor calidad y la brecha tecnológica que limita el acceso y la conectividad para un aprendizaje autónomo y virtual. Superar estas brechas significa modificar los factores asociados a la calidad educativa.
-Que el “embrollo” educativo expresado por una concepción heredada del siglo XIX, unos maestros aún con la mentalidad del siglo XX y unos estudiantes con las vivencias propias del actual siglo XXI se mantiene. El desafío está en resolver este “embrollo” atendiendo la calidad del servicio, la formación docente, la pertinencia del currículo y, centralmente, modificando la concepción educativa que tenemos haciendo que los estudiantes sean los verdaderos sujetos de la educación.
Pero, la realidad nos muestra que dicho Congreso no genera esperanzas de llegar a propuestas orientadas a mejorar la calidad educativa. Ello se deduce porque:
-No ha logrado despertar el entusiasmo de la ciudadanía por un evento que debiera ser parte de su preocupación. La indiferencia ciudadana no es porque no le interese la educación, sino porque el Ministerio no ha tendido los puentes necesarios para hacerla partícipe.
-En la página web del Ministerio de Educación, a más de la convocatoria, algunas declaraciones o unos titulares informativos de congresos regionales o departamentales, no hay más información. No hay un espacio o link de intercambio o debate para la sociedad, líderes de opinión o de simples ciudadanos que algo podrían aportar al respecto.
Parece ser un evento endogámico, entre un magisterio controlado por unos dirigentes afines al Gobierno y las autoridades del Ministerio que quieren mostrar que “algo se está haciendo”. Los temas de debate se están preparando a puertas cerradas y serán presentados durante el Congreso lo que impide un amplio debate previo, necesario en este tipo de eventos
Al final, más parece que se prepara un evento para aplaudir y justificar lo poco que se ha hecho estos catorce años de reforma educativa y para insistir con “más de lo mismo”, amén de algunos maquillajes engañosos.
Desde el llano, esperamos que este Congreso pueda superar la demagogia, rompa la rutina mediocre y abra las posibilidades para brindar la educación de calidad que merecen nuestros estudiantes.
Ya veremos, a su tiempo, las conclusiones y resultados del Congreso y si, por lo menos, se deciden a atender los tres puntos señalados líneas arriba, con medidas adecuadas y pertinentes, lo que sería un gran avance que, de seguro, permitirá abrigar algunas esperanzas de cambio. Pero
Columnas de EDGAR CADIMA G.