La diplomacia de Trump
En sólo 30 días de ejercer su segundo mandato de presidente de EEUU, Donald Trump, confirmó lo anunciado por varios analistas respecto a lo que sería su política exterior: una repetición de lo ejercido entre enero de 2017 y el mismo mes de 2021.
Pero esta vez esa práctica tiene un cariz más espectacular y abiertamente expansionista, además de haber logrado un efecto de franco desconcierto y divergencias entre los miembros de la Unión Europea (UE), al poner en práctica su iniciativa de paz para Ucrania.
Para comenzar, el nuevo inquilino de la Casa Blanca desató una persecución implacable a los inmigrantes indocumentados y amenazó con nuevos aranceles de importación a sus vecinos de Norteamérica: México y Canadá, y China.
Luego ostentó su poder ilimitado al doblar el brazo de su par colombiano en un episodio diplomático resultante del rechazo de Petro a recibir dos aviones con deportados. La amenaza de imponer un arancel de 30% a los productos importados de Colombia bastó para que el mandatario latinoamericano decida enviar aeronaves de su propio país y repatriar en ellos a sus conciudadanos expulsados de EEUU.
La imposición unilateral de nuevos aranceles a Canadá y México se moderó en su ejecución pues ambos países se comprometieron a reforzar la vigilancia en sus fronteras para evitar el paso de migrantes irregulares hacia EEUU y de droga, especialmente fentanilo.
México aceptó también vuelos de vigilancia para el control de las actividades del narcotráfico y nada dijo hasta ahora sobre la franca abierta acusación formulada por Trump en sentido de que ese país “está gobernado en gran medida por los cárteres” de la droga.
Y hace pocos días su atención se centró en la guerra desatada por Rusia en Ucrania, tema que trató con el presidente ruso para acordar el inicio de negociaciones entre ambos gobiernos para poner fin al conflicto, en apariencia sin incluir en ellas al presidente de Ucrania ni a la UE, que coopera con el
Estado invadido por Putin, y teme abiertamente que la hostilidad del jefe del Kremlin llegue a afectar a algún o algunos de sus países.
Esa iniciativa tomó cuerpo con la reunión de alto nivel entre el canciller de Rusia y el secretario de Estado de EEUU, en Riad, Arabia Saudita, donde además de iniciar la normalización de las relaciones diplomáticas entre Washington y Moscú también se comprometieron a establecer las bases de una cooperación en “asuntos de interés geopolítico común y en las oportunidades económicas y de inversiones históricas que emergerán del fin exitosos del conflicto en Ucrania”, según lo anunció ayer la portavoz de la Secretaria de Estado de EEUU.
Así resulta que Trump y Putin ya están poniéndose de acuerdo sobre los beneficios económicos que resultarán del fin de la guerra en Ucrania.