La confianza en la educación y la formación
Confianza es un término que se utiliza a menudo, pero en algunos países rara vez se ejerce o respalda. En la educación uno adquiere conocimientos y habilidades que luego formarán parte de sí mismo. El conocimiento adquirido de buena manera sirve para nuestra vida familiar, social y laboral. El profesional que tiene un diploma da la confianza de que posee el conocimiento inherente a su estudio.
La educación sirve como una base sólida para la confianza profesional porque proporciona los conocimientos técnicos y también da una forma estructurada de pensar y resolver problemas. El aprendizaje formal otorga una certificación de lo que se estudia. El diploma da a otros la confianza de que la persona lleva consigo el conocimiento que el diploma indica. Algunas sociedades no requieren este diploma porque confían en que la experiencia da un similar nivel de competencia al que la persona espera al contratar esos servicios.
Hay otras sociedades que ponen tanto énfasis en el número de diplomas que una persona puede conseguir que se pierda la orientación al objetivo del porqué se pide un diploma. Si el profesional indica que tiene diplomas de inglés y francés, no solo debería ganar puntaje por tenerlos, sino por demostrar ese conocimiento en el trabajo diario. La empresa debería ganar con esas habilidades en términos de comunicarse mejor con el resto del mundo. No obstante, parecería que las empresas se orientan en tener profesionales con muchos diplomas y no en indicadores que hacen uso de esos diplomas o habilidades para que su empresa crezca.
Más allá de la educación formal y la documentación, la verdadera confianza proviene de la capacidad de aplicar el conocimiento en entornos reales. Aprovechar la capacidad y habilidades de las personas que trabajan en la organización tienen es mucho mas importante que los diplomas. La experiencia práctica, la capacidad de resolver problemas bajo presión y de adaptarse a entornos dinámicos moldean la identidad profesional. Cuando una persona puede integrar sus habilidades con la acción, no solo demuestra su competencia sino que se convierte en un bien fundamental para la empresa.
Columnas de KATHYA CÓRDOVA POZO