Las necesidades de salud en la edad adulta
La salud es una inversión de largo plazo. Como toda inversión significativa, no basta con atenderla ocasionalmente; requiere compromiso diario con el estilo de vida que queremos sostener hoy y preservar en el futuro.
Cuando uno es joven puede comer lo que sea y se verá muy bien. Al mismo tiempo, uno puede hacer o no deporte y tendrá un cuerpo relativamente fuerte y resiliente a las enfermedades. Esto cambia cuando uno llega a los 50 años o más. No solo el cuerpo sufre de las consecuencias de una vida con poca calidad de sueño, deporte, alimentación y bajo estrés sino que también el cuerpo requiere mucha más atención y cuidado con el diario vivir.
En América Latina y el Caribe (LAC), 77% de las muertes son atribuibles a enfermedades no transmisibles. La primera es las enfermedades cardiovasculares con 218 muertes por cada 100mil habitantes. Este es 61% más elevado que en el resto de los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD en inglés). La prevalencia de la diabetes mellitus también es elevada.
Por ejemplo, México tiene 35% de diabetes entre las personas entre 60 y 70 años y 40% de casos de hipertensión entre los adultos de 50 años o más. 30% de la población de 50 o más tiene obesidad y muchos carecen deficiencias de micronutrientes y salud ósea y cognitiva. Esto es debido a que el acceso a una dieta saludable es cada vez más restringida por los precios y los productos de las necesidades básicas que con mayor numero son importados.
En una economía que requiere muchas horas de trabajo, entre 48 a 55 horas de trabajo por semana. Es un gran desafío cocinar comida saludable o encontrar oportunidades de realizar deporte diario. Con cada vez menores espacios verdes, se hace cada vez más difícil poder tomar oportunidades para caminar y respirar aire puro que mejore la calidad de vida. No obstante, la salud es una inversión. En algunos países, las inversiones son más costosas.
Por eso es bueno tomar el tiempo para cocinar con poca sal/azúcar/aceite, dormir 8 horas, mantener buenas relaciones sociales con (des)conocidos, realizar deporte con los implementos que se tienen en casa, por ejemplo, polichinelas, abdominales, salto alternados, caminatas alrededor de la casa de 10 minutos diarios ayudan a mantener un ritmo saludable.
La autora es PhD en economía internacional
Columnas de KATHYA CÓRDOVA POZO