El oficialismo ya no goza de los 2/3

País
Publicado el 27/10/2019 a las 0h00
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El presidente Evo Morales, quien llegó a las elecciones del pasado domingo buscando reeditar sus tres amplios triunfos electorales y mantener el control de los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), no alcanzó a cumplir con ese objetivo, lo cual le depara un panorama cuesta arriba para gobernar.

Según los cómputos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), se trata del resultado más bajo en casi 14 años comparados con las tres votaciones previas en las que Morales consiguió un 53,7 por ciento (2005), un 64,2 por ciento (2009) y un 61,3 por ciento (2014).

Con los escaños obtenidos, tanto en el Senado como en Diputados (con mayoría absoluta), se pinta un escenario muy polarizado para el Presidente, puesto que deberá negociar con propios y extraños para poder aprobar leyes y lograr la gobernabilidad en el país, indicaron analistas políticos consultados por Elige.

El politólogo Jorge Richter dijo que el resultado obtenido por el oficialismo no es un castigo electoral, sino que es un desgaste natural que tienen los partidos políticos cuando llevan mucho tiempo en el poder.

“El resultado deja en evidencia una considerable disminución respecto del proceso electoral del año 2014, pero no en referencia comparativa al referendo del 21F. Lo que se debe analizar en este caso, son los ciclos políticos del país”, sostuvo.

Según Richter, en Bolivia los ciclos políticos tienen una duración promedio de 18 años. El proceso iniciado en 2003 y las elecciones de diciembre de 2005 marcaron un nuevo ciclo político, ese que toma el espacio que dejó vacante el modelo de poder y gobernabilidad que se conoció como la “Democracia Pactada” para dar lugar al proceso de la “Democracia Deliberativa y Movilizada”.

Este proyecto político-hegemónico, es el constructo social de un proceso de acumulación donde, los sectores populares, marginales de lo político, se incorporan finalmente a un partido político hasta conquistar el poder bajo una mecánica de permanente movilización y deliberación continua como acción de “pueblo”, dijo.

Transcurridos ya 14 años de detentación del poder, el ciclo avanza hacia su final, deteriorado por una multiplicidad de hechos políticos que lo agotan en sus fuentes de legitimidad y legalidad de manera —algo que es natural— constante.

“En consecuencia, no es tanto mirar este proceso como un voto castigo, sino comprender que el ciclo se va agotando, coadyuvado por el intento de sostener políticamente el modelo hegemónico y la preservación el poder”, explicó Richter.

 

Castigo y desgaste

En tanto, el analista político Marcelo Arequipa indicó que el resultado de las pasadas elecciones es una mezcla entre castigo y desgaste político por más de 10 años de gestión en el poder.

“Los temas como el referendo 21F, el estado en que se encuentra el poder judicial y con el tema de la corrupción han ido configurando a que de alguna forma podamos entender un voto castigo”, dijo Arequipa.

El analista político Iván Arias fue más radical en su apreciación e indicó que el voto en contra que ha recibido el presidente Morales es “un voto censura y un voto protesta”.

 

Concertaciones

Con relación al trabajo de los nuevos congresistas, Richter adelantó que el oficialismo deberá negociar y concertar con la oposición al no haber logrado obtener los dos tercios que lo acompañaron en las tres gestiones consecutivas.

“Analizando los antecedentes del comportamiento político del MAS, se puede afirmar que la concertación y los acuerdos no constituyen su prioridad como elemento de gobernabilidad, el esquema de poder priorizará la presión social sobre el Legislativo. Sin duda, existen exigencias que requieren los dos tercios, por ejemplo, nombramientos de ciertas autoridades, para ello deberá conversar con la bancada opositora; sin embargo, antes de ello, está la lógica de trabajar con interinatos y decretos. La concertación es el último recurso”, indicó Richter.

Por su parte, la analista política Ericka Brockmann dijo a la red ATB que para el oficialismo no va a ser suficiente arrasar la aplanadora del Parlamento.

“Hoy, eso refleja una aritmética cada vez más frágil de parte del MAS. Hoy en día no importa lo que dicen las instituciones, sino también las calles”, indicó refiriéndose a las protestas, cabildos y otras manifestaciones.

Con relación a que el MAS tenga mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa, Arequipa no considera que esta figura sea un gran dilema para el oficialismo, sino más bien para la oposición.

“La oposición tiene la tarea importante de generar una sinergia distinta al actual legislativo para el bien de la sociedad, porque lo que tiene que hacer es dar muestras claras que la clase política no estaría distanciada de la población. Entonces va a ser importante el papel que juegue la oposición política no tanto en su labor de fiscalización, que es muy importante, sino también en la labor en la que uno se pueda sentir representado porque la Asamblea Legislativa emite iniciativas que son importantes que están conectadas con lo que la sociedad quiere”, aseveró.

Ante este panorama, el analista Roberto Covarrubias manifestó que la nueva Asamblea Legislativa vivirá un escenario bastante polarizado, un escenario en el que los diputados y senadores estarán confrontados en todo momento.

Para que la democracia se consolide y avance por el bien del país, los nuevos parlamentarios deberán cambiar sus posturas políticas y dejar de considerar negativo el concepto de que no valen las negociaciones políticas.

 

No hay voto castigo, sino hay que comprender que el ciclo se va agotando”

Jorge Richter

Analista político

 

Hay una mezcla de castigo y de desgaste político por más de 10 años de poder”

Marcelo Arequipa

Analista político

 

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Se viene un panorama entrabado para el Presidente de Bolivia si en la Asamblea Legislativa Plurinacional no logra pactar negociaciones necesarias
LOS TIEMPOS

Resultados: el MAS encabeza en seis departamentos y CC en tres

Según el conteo oficial del Órgano Electoral Plurinacional (OEP), al 100 por ciento de las actas escrutadas, el Movimiento Al Socialismo (MAS) obtuvo la victoria electoral en seis departamentos del país: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Beni y Pando, con el global del 47,08 por ciento. Mientras que Comunidad Ciudadana (CC) ganó en tres regiones: Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija con el 36,51.

El gran perdedor ha sido Bolivia Dice No (BDN), que no ganó en ninguna región (4,24%). La sorpresa es el Partido Demócrata Cristiana (PDC), que fue tercero en ocho departamentos (8,78%).

En Chuquisaca, el voto mayoritario fue para la dupla del CC (44,22%), el binomio del MAS quedó segundo con 42,35, el PDC (8,03%) fue tercero y cuarto BDN con 1,96.

En La Paz, el MAS se alzó el triunfo con 53,16 por ciento del electorado. En segundo lugar se ubicó CC con 29,83, la tercera plaza fue para PDC con 10,67 y el BDN con 1,19.

En Cochabamba, los candidatos del MAS obtuvieron 57,52 por ciento. Seguido de ellos, se colocaron la dupla del CC con 32,21, el PDC con 6,98 y completa el cuadro BDN con 1,51.

En Oruro, el MAS ocupó el primer lugar con 48,08 por ciento. El otro partido más votado fue el CC (32,96%), seguido por el binomio del PDC con 13,54 y BDN con 1,65.

En Potosí, el triunfo fue para el MAS con 49,35 por ciento. El paisaje político lo completó CC, con 32,84 por ciento, el PDC con 10,44 y BDN con 3,35.

En Tarija, con una votación del 42,42 por ciento el CC ocupó el primer lugar. El MAS se tuvo el 40,2, el PDC con 11,17 y BDN con 2,71.

En Santa Cruz, los resultados dieron como ganador a CC con un 46,85 por ciento. Detrás aparecen el MAS (34,76%), BDN (9,42%) y el PDC con 6,88. El voto cruceño castigó al binomio oficialista.

En la región amazónica de Beni, la final fue de infarto. El primer lugar fue para el MAS con un 34,93 por ciento y CC con 34,77. El tercer peldaño fue para BDN con 17,4 y terminó cuarto el PDC (7,06%).

En Pando, el triunfo fue para el MAS que logró convencer a la mayoría de los votantes (44,29%). Como segunda fuerza política fue CC (40,22%). El PDC se ubicó en tercer puesto con un 7,67 y BDN con 3,51.

En Bolivia, un candidato se proclama presidente si gana la elección con el 50 por ciento más 1 del respaldo o si el primero pasa la barrera del 40 por ciento y tiene 10 puntos de diferencia respecto al segundo.

 

 

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