Sufrió 15 horas para denunciar que fue violada y padeció 4 meses para que imputen al agresor
LA PAZ |
Karem Mendoza recuerda que llegó a la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv) a eso de las 7 de la mañana del 29 de noviembre del año pasado a denunciar que había sido violada. Al mediodía seguía ahí padeciendo la tortura de revivir una y otra vez el ultraje. Dejó la Policía a las 22:30 con el cuerpo hecho un guiñapo y sin saber que tenía que esperar aún cuatro largos meses para que la Fiscalía impute al agresor.
Karem no solo sufrió el martirio de haber sido violada, sino que padeció 15 "eternas" horas de tormentoso trámite para denunciar el ultraje. Caminó arrastrando su desolación y angustia de la Felcv al Instituto de Investigación Forense (IDIF), de la toma de muestras al registro de datos; de una oficina a otra.
Contó las circunstancias de la agresión sexual por lo menos cinco veces, en la Felcv y en el IDIF, como si no fuera suficiente narrar una vez el funesto hecho sucedido en la madrugada de ese día; como si no supieran que relatar una agresión es como revivir el dolor y la sensación de asco.
"Nuevamente estaba con un investigador contándole por cuarta vez lo que había pasado (...). Primero, a unas policías; luego, a otro investigador; después, en el IDIF", dijo a la ANF.
No sabe de dónde sacó fuerzas para mantenerse de pie durante 15 horas de calvario entre la Felcv y el IDIF. "Fue horrible", murmuró.
Karem tiene 28 años, es periodista y actriz de teatro. Trabajó en Erbol, en el diario Bolivia y en la ANF, en 2019. Tiene a Mamá y Papá. Es la menor de dos hermanas y tía de varios sobrinos, a quienes quiere mucho. Su familia ha sido un pilar que le ayudó a resistir la pesada carga del sufrimiento, aunque a ratos siente que se "quiebra".
Karem dijo que una sensación de "culpa" martilla su cabeza porque, de aquella madrugada, sólo recuerda, como en sueños, ruidos y voces entre la 01:30 y 05:00 de la madrugada. No recuerda cómo llegó a esa casa, tampoco en qué momento perdió la consciencia; pero sí tiene presente que Alexander Huarachi se aprovechó de su estado de inconciencia.
Errores demoran la investigación preliminar
El día de la denuncia, Karem no sólo lidió con la insensibilidad de los policías, sino con los "errores" de éstos:
- En un requerimiento fiscal, la registraron como menor de edad. Por lo tanto, debía estar acompañada de su padre o madre o tutor y la Defensoría de la Niñez y Adolescencia. No se dio cuenta hasta que la doctora del IDIF le dijo: "este requerimiento está mal". Tuvo que volver a la Felcv.
- Cuando le concedieron las medidas de protección, registraron su caso como un delito de violencia familiar y doméstica. "Cada vez que se equivocaban sufría una crisis, me ponía mal", señaló.
- En los documentos de denuncia, escribieron mal el nombre del imputado, invirtieron sus apellidos.
Un mes para que le digan que el caso no avanzaba
Un mes después de aquel 29 de noviembre de pesadilla, el investigador se comunicó para decirle que el caso no había llegado a su despacho y que era necesario que insista en la Fiscalía. Recién en enero de este año, el expediente fue remitido.
Después de tanto tiempo, ya era difícil recuperar las imágenes de las cámaras de seguridad del condominio donde vive Alexander Huarachi y donde sucedió el hecho. Karem aseguró que esas imágenes iban a revelar en qué condiciones había llegado a aquella vivienda.
El 20 de enero de este año, uno de los investigadores presentó el informe técnico del registro del lugar donde se cometió el delito.
Un psicólogo "tosco"
El 21 de enero, el IDIF hizo a Karem la valoración psicológica. Fue otro momento amargo por la actitud del psicólogo que cuestionó el consumo de bebidas alcohólicas en plena pandemia en lugar de ocuparse de la estabilidad emocional de la víctima.
"El psicólogo era muy tosco; el ambiente, muy feo. Me responsabilizó por haber bebido en pandemia. Me provocó mucha culpa", lamentó.
El informe psicológico estableció secuelas: 1) estrés post traumático agudo con elevados índices de re-experimentación de los hechos de forma cotidiana; 2) síntomas de ansiedad elevada; y 3) depresión grave. A pesar del tiempo que pasó, hoy aún padece depresión, dolor de cabeza, pérdida de memoria y dislexia (que antes nunca había sufrido).
Padecimiento de cuatro meses para la imputación
Pese a que Karem informó a la Felcv sobre la dirección de la vivienda de su agresor, la policía no pudo notificarlo. Tuvo que recurrir al cedulón (edicto o anuncio que se fija en sitios públicos). Recién en febrero, Alexander Huarachi fue notificado.
Huarachi recibió dos citaciones, pero no asistió a declarar. La primera vez se excusó, dijo que había sufrido una caída; la segunda vez señaló que había viajado. Ante las excusas, la abogada de la defensa solicitó aprehensión.
Cuatro meses después del hecho, la Fiscalía presentó el 23 de marzo pasado la imputación en contra de Huarachi por la "supuesta comisión del delito de violación". De acuerdo con "las investigaciones y las características del hecho, se evidencia que existen suficientes indicios para sostener que el imputado es con probabilidad autor del delito antes referido", se lee en el documento.
La Fiscalía solicitó la detención preventiva del imputado porque la víctima lo identificó y existe el riesgo de que no se someta al proceso y obstaculice la investigación. La fiscal Elizabeth Zambrana pidió 180 días para realizar la pericia genética y la inspección técnica ocular.
El artículo 308 del Código Penal define la violación como el acceso carnal no consentido.
La audiencia de medidas cautelares está programada para el miércoles 12 de mayo a las 10.30. El sujeto fue notificado y se espera que se presente a responder por sus actos.
El acusado dice que la relación fue consentida
Huarachi declaró en marzo ante la Fiscalía que "la relación fue plenamente consentida y en ningún momento ella manifestó oposición alguna". Agregó que Karem estuvo consciente en el momento de relación.
Karem afirma que no estaba consciente cuando fue agredida sexualmente. Argumenta que nadie tiene derecho de violentar a otra persona en esas circunstancias así ésta haya consumido bebidas alcohólicas.
La denunciante recuerda que la noche del 28 de noviembre salió en buen estado de una fiesta de matrimonio. Recuerda también que una pareja de amigos de su hermana y Huarachi, a quien no conocía, le invitaron a seguir compartiendo en otro lugar. Aceptó. Y de inmediato, le dieron un vaso de licor. Bebió. Luego, compraron un whisky de una licorería y todos incluida Karem abordaron un taxi.
Narró a ANF que apenas subió al vehículo se sintió muy mal, tanto así que no recuerda cómo llegó al domicilio donde se supone que compartirían. Su mente se borró en aquel momento y esporádicamente recuerda voces y ruidos, hasta que despertó más o menos a las 05:00, cuando todo se había consumado.
Hasta ahora, no sabe si fue drogada (un estudio de sangre establecerá esta posibilidad) o fue producto de las bebidas que consumió.
Tras meses de intentar borrar y evitar los malos recuerdos que invadan su vida cotidiana, particularmente el instante que vio a su agresor cometiendo el abuso, se armó de valor para denunciar en su muro de Facebook el ultraje. ¿Cuál su objetivo? Prender la lupa social para exigir justicia y que su agresor responda por sus actos.