División y riesgo de conflicto siguen a 2 años de fallidos comicios de 2019
El domingo 20 de octubre de 2019, a las 19:40, el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) del Órgano Electoral Plurinacional (OEP) dejó de emitir los datos del conteo de los comicios generales.
Hasta ese momento, con el 83% del conteo no oficial, el candidato del MAS, Evo Morales, tenía el 45,28% de votación frente al 38,16% de Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, lo que avizoraba una inédita segunda vuelta.
Al día siguiente, el conteo del TREP fue retomado y arrojó sorpresivamente una victoria de Morales en primera vuelta con el 46,86% de los votos frente al 36,72% de Mesa, más del 10% requerido por ley para evitar el balotaje. Las denuncias de fraude explotaron y las protestas terminaron con la renuncia y huida de Morales el 10 de noviembre de ese año.
Desde ese 20 de octubre hasta hoy, dos años después, la polarización no ha disminuido, la crisis política se ha extendido y persiste un elevado riesgo de violencia y de impunidad, aseguran analistas políticos.
El analista político Rolando Tellería señala que a dos años de los fallidos comicios, la división se ha profundizado.
“A dos años de las fallidas elecciones, con crisis de pandemia y la recuperación del poder y gobierno por parte del MAS, los clivajes étnicos, campo–ciudad y regional se han agudizado. Lejos estamos los bolivianos de aspirar paz y unidad”, apuntó.
Para Tellería, hay en el país, una peligrosa polarización entre “masismo y antimasismo”, expresada y simbolizada entre la tricolor y la wiphala. “Ambos símbolos patrios son utilizados perversamente”.
“Hoy, desafortunadamente, el país está más dividido. No existe, por el bien común ni el interés general, ningún tipo de diálogo y consenso. Más bien se alimentan sentimientos de castigo y venganza”, indicó.
Para el abogado y exalcalde de La Paz, Juan del Granado, hay cinco hitos que permiten explicar la crisis de 2019 y la situación actual.
“El primer elemento es el agotamiento de la propuesta estatal que inició con auspicios en 2006. Este vaciamiento de la propuesta se dio por decisiones equivocadas, como el autoritarismo que se desplegó en contra de las libertades, por el hegemonismo que se desarrolló en contra de la precaria institucionalidad democrática por la construcción y el despilfarro de los recursos que atentaron contra la solución de los problemas básicos”, dijo.
Este “vaciamiento” dio paso al segundo hito, que fue resultado de la acumulación del agotamiento y se reflejó en el referendo del 21F, que negó la posibilidad de la reelección indefinida de Evo Morales.
Otro hito fue la decisión del MAS de desconocer el resultado del 21F y no optar por un proceso de renovación.
“En lugar de plantear una visión de renovación plantearon la vía de la fractura de la Constitución y, en primer lugar, del voto popular, cuando se desconoció los resultados del referéndum del año 2016”, indicó.
Sumado a esto, en octubre de 2019 el MAS cometió otra “manipulación del voto popular” con el fraude electoral en los comicios del 20 de octubre de ese año, lo que provocó una “sublevación ciudadana” que terminó con el Gobierno del MAS en 21 días.
Luego, un cuarto hito se da con el Gobierno de transición de Jeanine Áñez, periodo en el que la crisis económica y sanitaria producidas por la pandemia de coronavirus, además de los errores en la gestión gubernamental, permitieron la recomposición del MAS, que concluye con la victoria de este partido en los comicios de octubre de 2020.
Del Granado señala que Arce tenía tres misiones fundamentales: enfrentar la pandemia, reactivar la economía e impulsar un escenario de reconciliación nacional. Estos objetivos poco se han cumplido, aseveró, y lo que es peor se están repitiendo los errores que llevaron a la crisis y la violencia de 2019.
“Los errores, las líneas gubernamentales equivocadas que nos han llevado a la crisis del 2019 se están replicando. La visión autoritaria, esta visión de dominación desde el Estado sobre la sociedad se está replicando. La visión hegemonista del control absoluto de las instituciones genera una peligrosa desinstitucionalización del país”, indicó.
Del Granado fue más allá y aseveró: “Hay que decirlo con claridad. Estamos caminando de manera suicida, partir sobre todo de la acción gubernamental, a nuevos momentos de confrontación, que, dejando de lado los grandes problemas nacionales y los urgentes problemas de la coyuntura, están banalizando la confrontación en términos, simplemente como los que hemos vivido en los días anteriores”.
Esta discusión -acotó- en torno al golpe y al fraude es un debate superficial que no refleja para nada la profundidad de esta crisis, y más bien genera polarización sin ninguna perspectiva de salida ni de conciliación.
Para Del Granado, el abordaje de la crisis en sus raíces estructurales no está tanto en la confrontación política de corto plazo, sino en el abordamiento de las razones de la crisis. Estas están relacionadas con el agotamiento de una propuesta estatal y gubernamental que inició en 2006, que debió desplegarse con la nueva Constitución, pero que fueron vaciadas en su contenido, no se resolvieron los problemas y ahí vino la ruptura del voto en 2016 y en 2019 por parte del MAS.
“Ahí están las razones de la crisis, y entonces es obvio que las soluciones de fondo a la crisis están contenidas en una sola palabra que es la renovación. Pero no la renovación solamente de liderazgo político, que es fundamental, sino la renovación de las propuestas estatales”, aseveró.
Dijo que tampoco la oposición ha construido una alternativa y sólo se ha dedicado a oponerse a cuestiones coyunturales sin ninguna perspectiva que ofrezca un horizonte a los bolivianos.
2019 Elecciones fallidas
Las elecciones del 20 de octubre de 2019 costaron al Estado 217 millones de bolivianos.
“HAY UN PROYECTO AUTORITARIO”
El analista Rolando Tellería aseveró que, al recuperar el poder, en la idea de “nunca más” experimentar la crisis de 2019, el MAS pretende más bien imponer su “proyecto autoritario”.
“Hay toda una batería de leyes, algunas con nombres rimbombantes, que apuntan a mecanizar el poder a discreción, en la intensión de perpetuarse, a cualquier costo, afectando seriamente la salud de la democracia”, dijo.
A 39 años de haber recuperado la democracia, el país vive hoy un verdadero retroceso, aseveró.
Dijo que en esto, las fuerzas y los lideres opositores tienen también una enorme responsabilidad. “El funesto Gobierno transitorio, así como la miopía de los líderes opositores, contribuyeron significativamente para el retorno del MAS y el escenario presente. En ese horizonte autoritario, donde los recursos de poder están a favor del Gobierno, sólo queda, como resistencia, la sociedad civil organizada”, dijo.