Por baja producción, Bolivia no aprovechó los precios altos del gas
A pesar de que el precio internacional del gas se disparó este año por la invasión de Rusia a Ucrania, el país no pudo aprovechar esa coyuntura de buenos precios, debido a que la exportación de gas cayó en más del 30 por ciento.
El Gobierno nacional anunció que este año Bolivia recibirá 3.000 millones de dólares por la exportación de gas natural, cifra que no representa ni el 50 por ciento del valor exportado en 2013, cuando el valor llegó a 6.113 millones de dólares en una coyuntura de precios similar.
Para los analistas hay varios factores que conllevan a que Bolivia no haya podido sacar mayores ingresos por la exportación del gas, pero el principal es la baja en la producción y la falta de exploración para descubrir nuevos reservorios.
Consideraron, además, que una nueva ley de hidrocarburos es fundamental para motivar a las empresas extranjeras a realizar exploración en Bolivia.
El investigador en Energía e Hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, indicó que, entre febrero y abril, el precio internacional de petróleo bordeaba los 120 dólares por barril, mientras que actualmente está a 94 dólares. Sin embargo, Bolivia no pudo aprovechar ese elevado precio por la reducción en al menos un 30 por ciento en la exportación, lo que significa menores recursos para el país.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2021 el país exportó gas por un valor de 2.233 millones de dólares, que es menos del 50 por ciento de los que se exportó en 2012, cuando el monto fue de 5.479 millones de dólares.
De acuerdo con datos de INE, procesados por el IBCE, 2013 fue la gestión en la que el país obtuvo mayores ingresos por exportación de gas. El valor llegó a 6.113 millones de dólares, cifra que duplica a los 3.000 millones de dólares que espera recibir el Gobierno en la presente gestión por exportación del gas.
Para Velásquez, a la baja en la exportación se suma que el precio internacional del gas tiene un mecanismo de amortiguación y ello hace que el efecto de la subida demore aproximadamente entre 3 a 6 meses en aplicarse, por lo que el precio no varía inmediatamente. En ese sentido, el aumento del precio registrado en febrero de este año benefició al país recién en julio.
“El incremento del precio del gas a nivel internacional no le ha beneficiado al país como sí lo hizo en 2010 y 2014, porque la producción de gas ha caído. Eso ha obligado al país a renegociar los contratos de exportación, tanto con Brasil como con Argentina, por menores volúmenes”, dijo el analista.
La producción de gas del país bajó desde 2015 y, dijo Velásquez, esto es consecuencia de la menor exploración en los últimos 16 años. Desde 2006 está vigente la Ley de Hidrocarburos y, según él, desde ese año el único campo nuevo descubierto es Incahuasi.
A criterio de Velásquez, Bolivia continuará percibiendo precios bajos por las exportaciones de gas, debido a que cada vez tiene menos producto para exportar, y la demanda de los países vecinos crece cada vez más.
“La producción hidrocarburífera es un negocio a largo plazo. Si empezamos a explorar hoy, tendremos resultados en siete años, que es lo que demora la exploración si es que fuera positiva, por lo que el país actualmente no puede contar con volúmenes adicionales importantes, salvo que se descubriese un megacampo”, explicó.
Para el analista en hidrocarburos Álvaro Ríos, el conflicto bélico en Europa trajo un nuevo escenario en los precios del gas, a eso se suma que en invierno de este año Argentina y Brasil se disputaron el gas boliviano.
“Lo ideal hubiera sido que tengamos mayor producción para atender esos mercados, lo que queda claro es que la exploración no fue suficiente para tener reservas o aumentar reservas. Por eso, cada vez tenemos menos ingresos porque producimos menos”, explicó.
Para Ríos, percibir menos recursos por la exportación repercute en menores ingresos de divisas para el país, menos regalías y menos recursos para municipios, gobernaciones y universidades por la disminución en el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).
Al menor ingreso por la baja en la producción de gas se suma una mayor erogación de divisas para la importación de combustibles y, a su vez, obliga al Estado a destinar mayores recursos a la subvención de la gasolina y el diésel.
“Cuando se tiene que importar y subvencionar, entonces la ecuación es mucho más compleja. Son condiciones de mercado, pero si hubiéramos tenido mucho más gas, hubiéramos podido atender mercado argentino, no dejar de vender a Brasil y vender a otras empresas que piden gas en Bolivia, pero no hay”, indicó Ríos.
Según el INE, hasta julio de este año se exportó 1.479 millones de dólares en gas natural y se importó gasolina y diésel por un valor de 2.274 millones de dólares. La diferencia entre importación y exportación es de 795 millones de dólares, indicó el economista Gonzalo Chávez Álvarez, en una columna de opinión publicada en Los Tiempos.
El economista también cuestionó que el Gobierno incluya en las exportaciones de gas GLP a la urea, porque en ese caso Bolivia tendría un superávit en hidrocarburos de 142 millones de dólares.
Los analistas coinciden en que debido a la coyuntura es muy probable que el precio del gas continúe alto.