Pumari ve ingratitud y se cuestiona “si toda mi lucha valió la pena”
Ingratitud. Olvido. Esas palabras le perforan. Entre libros y agua tibia, con un diente de ajo, Marco Antonio Pumari hace su inventario matinal. Han pasado 15 meses desde su detención. Aunque asume “el alto costo” de atreverse a levantar la voz, no hay día en que no se cuestione “si toda mi lucha valió la pena”.
Se siente secuestrado. Planea reflejar eso en sus memorias. No cree en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “La CIDH sólo vino a avalar todos los actos de injusticia, persecución y secuestro de todo aquel que opine diferente al Gobierno, les soy sincero, no espero nada de esa gente”, acentúa.
Aunque está arropado por su familia, está convencido: “Ser dirigente, en muchos de los casos, es recompensado con la ingratitud y el olvido”.
Marco Antonio Pumari Arriaga está en la cárcel de Cantumarca desde febrero de 2022, después de su aprehensión en diciembre de 2021, por el gobierno del MAS.
“Ni siquiera lo van a ver”, protesta su esposa María. Está dolida. “En su momento él defendió a Potosí, defendió los recursos naturales y ahora se ve la ausencia de diputados y senadores del departamento que ni lo vienen a ver. Sí, recibimos la visita de diputados de Santa Cruz. Ellos le demostraron su apoyo, pero las autoridades y la población, no todos, pero se callaron”, desaprueba la auditora, con tres hijos. “Me hice cargo de la familia, no queda de otra, pero, como dice mi esposo, estamos fuertes, pese a la situación difícil que estamos viviendo”.
Ella también desconfía del órgano internacional. “Yo hablé con ellos en enero, pero ni conocían a mi esposo. Ellos no saben del tema. Escuché que ahora visitaron a otras personas, pero se ve que no conocen la situación que vivió nuestro país y mucho menos Potosí. Ahora se está viendo que están reconociendo a vocales que hicieron el fraude y eso es lamentable para mi esposo que hizo conocer el fraude que hubo en Potosí, que fue muy grande”.
Hace casi cinco años, Pumari toma el mando del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), en 2018, y desde ese momento lidera una larga y decidida lucha del pueblo potosino.
En 2019 denuncia un fraude electoral en las elecciones presidenciales de octubre, cuando las protestas se desbordan y desencadenan en la quema del Tribunal Electoral Departamental.
En los comicios presidenciales de 2020 se pone el cartel de candidato a la vicepresidencia. Acompaña a Luis Fernando Camacho. Con la sigla de Creemos logra el 14% de respaldo y ocupa el tercer puesto de la preferencia electoral.
Un año después, su vida se transforma. Hoy su mundo está condensado en un pabellón compartido con una treintena de reclusos, con un pequeño patio. Por eso, cuando deja la cárcel para asistir a una audiencia, se quiebra. “En realidad, de mucho tiempo salió a una audiencia porque no lo dejan salir. Ese es el tema que tenemos siempre. Pero en el juicio tienen que dejar que él concurra a las audiencias presenciales. Sólo le permiten que sean virtuales”, explica Marco Dávalos, abogado de Marco.
Con la colaboración del jurista, el exlíder cívico de Potosí responde a algunas preguntas del cuestionario enviado por Página Siete. Desde Cantumarca habla de sus batallas, de la lucha del MAS por el poder, del “cobarde” Evo, de traición y del acto de “discriminación de la CIDH al pueblo de Potosí”. En su visita a Bolivia, la comisión había visitado a la expresidenta Jeanine Añez, al gobernador de Santa Cruz Luis Fernando Camacho y al dirigente cocalero César Apaza.
Lleva más de un año detenido, ¿cómo sintetiza este momento en su vida?
Yo me encuentro bien, no voy a negar que a veces existen días malos por el estrés y ansiedad de estar encerrado, pero siempre encuentro modos de levantarme y seguir de pie.
Todos los días son diferentes para mí porque siempre pasa algo que hace distinto un día del otro, pero mantenemos una rutina que nos impusimos hace mucho tiempo acá en mi secuestro, por las mañanas generalmente no desayuno, simplemente tomo un vaso de agua tibia y un diente de ajo, es algo que mejoró mucho mi salud. Me tomo un tiempo para leer algunos libros que me obsequiaron, con los cuales sigo preparándome para entender y comprender más nuestra realidad como país y como región, y en especial comprender más a nuestra gente, sus diferencias y sus semejanzas.
Una de las cosas que mi secuestro me permitió hacer es leer más, llevo ya varios libros que he podido terminar de leer; traté de continuar mis estudios en la Facultad de Derecho de la UATF (Universidad Autónoma Tomás Frías), pero lamentablemente es un derecho que también se me vulneró. Por las tardes generalmente hacemos algunos ejercicios que nos permiten cansar un poco el cuerpo para conciliar el sueño por la noche, pero también agarré la costumbre de escribir mis memorias, si Dios me lo permite en los próximos meses estará listo el primer material para imprimir un primer libro.
En ese su análisis, ¿cómo ve que su lucha cívica se haya trasladado ahora a un juzgado?
El 2019 Potosí decidió levantarse y defender el litio, que en ese momento estaba siendo entregado a manos de una transnacional sin que ésta pague un solo centavo al departamento de Potosí, bajo el Decreto Supremo 3738 de Evo Morales, el cual significaba un gran negociado en desmedro de los intereses de nuestro departamento y nuestro país, en mi condición de presidente de Comcipo tuve que asumir esa responsabilidad de encabezar esa lucha histórica de mi pueblo, en las calles y en toda instancia, bajo mandato de las instituciones y organizaciones potosinas y el pueblo en general.
Los potosinos logramos lo que hasta ese momento parecía algo imposible, le ganamos al masismo, le ganamos a Evo Morales, le hicimos sentarse en una mesa de diálogo con la dirigencia cívica y posteriormente como símbolo de su derrota abrogaron su decreto entreguista y vendepatria, todo eso con un paro general indefinido en nuestro departamento y una huelga de hambre en la sede de Gobierno. La estrategia que elaboramos cumplió su objetivo, es esa movilización la que no nos perdona el masismo, el haberles arruinado su negociado y todo esto fue el inicio de la caída de un gobierno corrupto, tirano y vendepatria. Para nadie es desconocido que mi secuestro es político.
La CIDH no lo visitó, pese al pedido de Comcipo, ¿cuál es su lectura?
Para mí la CIDH sólo vino a avalar todos los actos de injusticia, persecución y secuestro de todo aquel que opine diferente al Gobierno. Les soy sincero, no espero nada de esa gente por el simple hecho de que rechazaron el pedido de Comcipo para que llegue a nuestro departamento y pueda constatarse de la situación de los perseguidos y secuestrados políticos; lastimosamente ese rechazo de llegar a mi tierra es un acto de discriminación a Potosí y nadie dice nada, lo que demuestra que hoy Potosí nuevamente queda solo.