Chile y el cruce de Los Andes en mulas

Entretiempo
Publicado el 12/06/2019 a las 0h00

Sao Paulo

Chile cumplió un discretísimo papel en la Copa América de 1919 pero fuera de la cancha protagonizó una de las mayores hazañas en la historia del torneo.

El regreso a Chile desde Brasil se convirtió en un vía crucis de 40 días con una penosa travesía a pie y en mula por la cordillera de los Andes en medio de una densa capa de nieve.

El Campeonato Sudamericano de 1919, el tercero que se celebraba, se disputó en Brasil con la participación de cuatro selecciones: Argentina, Uruguay, Chile y el anfitrión.

La delegación chilena, integrada por 16 futbolistas, el entrenador y tres dirigentes, tomó un tren el 20 de abril rumbo a Montevideo, donde tres días después abordó un barco junto a la selección argentina y uruguaya que 10 días más tarde ancló en Río de Janeiro.

Desde el punto de vista futbolístico, Chile pasó con más pena que gloria por el torneo. Fue goleado 0-6 por Brasil, cayó ante Uruguay por 0-2 y finalizó con una nueva derrota contra Argentina por 1-4.

 

LA ODISEA

La epopeya chilena, sin embargo, comenzó cuando el balón había dejado de rodar. El viaje de regreso a Chile empezó sin contratiempos y la delegación arribó a Buenos Aires.

En la capital argentina todo empezó a torcerse. Un temporal de nieve en la cordillera tenía cortadas las vías del Ferrocarril Trasandino,un tren que unía la ciudad argentina de Mendoza y la chilena de Los Andes.

La selección esperó dos semanas en la capital argentina a que la situación climática mejorara, pero esto no ocurrió. Entonces, decidieron cruzar los Andes en mula.

“Llegaremos a Los Andes el jueves sin falta. La travesía la haremos en mula”, rezaba un telegrama que la delegación envió a Chile, según relata el periodista Edgardo Marín en el libro “La Roja de todos”.

Los jugadores, el entrenador y los directivos consiguieron llegar a Mendoza y allí se enteraron de que la obstrucción de las vías estaba en el lado chileno y que no podían continuar el camino.

El 30 de junio, 37 días después de jugar su último partido en el campeonato, enviaron un nuevo telegrama a Chile que ponía de manifiesto la inquietud del grupo.

“Aún no sabemos cuándo partiremos. Estamos haciendo gestiones para irnos por Bolivia. Nuestra situación es cada día peor. Estamos desesperados”, decía el mensaje.

Después de 13 días varados en Mendoza, recibieron el aviso de que podían cruzar la cordillera a pie, en mula y en tren de carga.

Marín explica en su libro que cada miembro de la delegación recibió antes de partir un kit con alimentos para la travesía: diez salchichones, un queso, dos latas de conservas, varias tajadas de jamón y mortadela, seis panes y una botella de coñac.

Según el relato del dirigente Romeo Borghetti, el coñac causó sensación entre la delegación: “La botella apenas alcanzó. A algunos les agradó más que el pan”.

Viajaron en tren hasta Zanjón Amarillo, una estación pegada al río Mendoza, donde los esperaban 22 mulas.

La comitiva avanzó entre las montañas hasta la localidad de Caracoles, ya en territorio chileno, donde tuvieron que dejar las mulas y seguir a pie, y las cosas se complicaron.

“Este trayecto fue el peor de todos, porque nos perdíamos en la nieve a cada rato y rodábamos como bolas”, sostiene Borghetti.

Encontraron unos arrieros en medio del camino y arrendaron una mula para Borghetti, pero el dirigente la tuvo que ceder poco después a Bernal, uno de los jugadores, que se había desfallecido.

Más adelante encontraron a Poirier, apodado El Gringo, medio dormido en la nieve producto del agotamiento, y a Frez, otro jugador, que había caído y estaba cubierto de nieve hasta el pescuezo.

Llegaron a duras penas a la estación de Juncal, donde tomaron café caliente, durmieron en un vagón del Trasandino y completaron la travesía en tren.

Llegaron a Valparaíso el 9 de julio, 48 días después de su último partido en la Copa América.

El viaje fue muy extenso. Fue complejo y peligroso, pero al final, la selección chilena volvió a casa en el recorrido más largo en la historia de una Copa América.

De esta manera, La Roja hizo historia más allá de los resultados. Salvo el cansancio y desgaste físico, todos llegaron ilesos.

 

EL DATO

Últimos, sin puntos

La selección chilena terminó en el último lugar de la Copa América Brasil 1919 sin ningún punto.

El anfitrión se proclamó campeón, mientras que Uruguay y Argentina completaron el podio.

 

 

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