Un duelo con mucho más vértigo de lo esperado
El partido de ida entre Boca y River en la final de la Copa Libertadores ha sido una locura. Eso es innegable. Cualquiera pronosticaba un partido más cerrado, con menos goles y con ambos equipos disputando un encuentro más tenso por la importancia del escenario en el que ambos se vieron envueltos.
River empezó siendo muy superior. Sorprendió Gallardo con su planteamiento, apostando por tres centrales y no cubriendo la ausencia de Ponzio con un centrocampista. No le intimidó el escenario y desde un principio puso sus condiciones. Con el Pity Martínez mordiendo a Wilmar Barrios a la hora de presionar y, además, contando con la ayuda de Exequiel Palacios en esa labor de incomodar al rival en su propia cancha.
Tal y como reconoció Matías Biscay en rueda de prensa, Gallardo ideó la línea de tres centrales y los dos carrileros para frenar a los hombres rápidos que tiene Boca por los lados, Villa y Pavón. Además, el hecho de que Martínez Quarta estuviera en el campo le aportó a River un hombre más en el balón aéreo y que se notó en las jugadas paradas.
Ese efecto se fue diluyendo y lo neutralizó desde el banquillo Guillermo Barros Schelotto con la entrada de Benedetto. Pavón se lesionó y el 18 fue el hombre que le reemplazó moviendo todo el sistema de Boca. A partir de ahí, cambió su esquema y pasó a jugar con un 4-4-2, dejando el habitual 4-3-3, con Nández abierto a la derecha, Wilmar Barrios formando pareja con Pablo Pérez y Sebastián Villa en la izquierda, pero cayendo mucho hacia dentro, interpretando a la perfección cuando moverse.
El cambio a 4-4-2 le dio a Boca más orden atrás y la presencia de dos delanteros neutralizó la apuesta de tres centrales de River, siendo clave Ábila y Benedetto en los dos goles que marcó el conjunto Xeneize en el partido. Boca no necesita demasiado para hacer daño al rival y ha quedado demostrado en esta ida de la final.
Cabe destacar, en este aspecto, el centro del campo de Boca. Le ganó la partida al de River. Enzo Pérez apenas tuvo presencia y Exequiel Palacios se fue marchitando con el paso de los minutos. Wilmar Barrios recuperó 9 balones; Nández, 5; y Pablo Pérez, 6. Los tres, además, tuvieron un 100 por ciento de acierto en sus entradas.
Con los cambios, Biscay buscó recuperar la posesión y la superioridad. Por eso retiró a Lucas Martínez Quarta para darle más presencia con Nacho Fernández. A partir de ahí el partido se calmó y se vio a un River que especuló más que Boca. Zuculini aportó calma en un centro del campo en el que Enzo Pérez fue transparente.
Por último, Boca regresó a un sistema con el que se siente cómodo, el 4-3-1-2 con Tevez en el campo. El referente de este plantel le dio más presencia en campo rival a los suyos y creó la ocasión que pudo decidir la ida con Benedetto estrellando su disparo en Armani. El duelo tendrá su decisión en el Monumental, cuando dentro de 13 días se vuelvan a ver las caras.
UN EMPATE QUE AVIVA LA EMOCIÓN DE HINCHAS
Si hay algo más importante que el resultado de un Boca-River es que los hinchas de uno y otro lado acaben contentos. La alegría y la armonía se palparon ayer en la ida de la primera final de la Libertadores en la que se enfrentan ambos equipos, que acabó en empate y anticipa un desenlace de infarto.
Desde la mañana, miles de seguidores de las dos escuadras más emblemáticas de Argentina se vistieron de sus respectivos colores y se lanzaron a las calles de Buenos Aires para celebrar que después del susto del sábado —se aplazó el partido hasta ayer por la lluvia—, el Boca-River más importante, por fin, llegaba.
“Es un sueño porque nunca se ha vivido en la historia de Sudamérica ni en Europa una final así. Queríamos ganar, pero siempre Boca termina ganando al final”, cuenta a Efe Martín Pablo, uno de los miles de hinchas del “xeneize” que disfrutaron del encuentro en La Bombonera, en pleno barrio de La Boca, en el sur de la ciudad.
“Empatamos el partido, pero lo vamos a ganar en la cancha de River”, expresó a Carlos, que disfrutó del encuentro junto con otra multitud de aficionados en un bar del barrio.
MARCELO GALLARDO FESTEJA EL EMPATE EN EL MONUMENTAL
Marcelo Gallardo no pudo estar presente en La Bombonera por la sanción que le impuso la Conmebol, que estipulaba la prohibición de ingresar al estadio (y de tener contacto con sus colaboradores y jugadores) en el primer partido de la Superfinal de la Copa Libertadores.
El entrenador de River vio el encuentro desde la concentración en el Monumental de Núñez y, una vez finalizado el duelo con un empate 2-2, se asomó para compartir un momento junto a los hinchas que habían palpitado las acciones del juego en la confitería del club.
Gallardo se mostró efusivo. Se sumó a los cánticos, festejó y mostró un gran optimismo de cara a la revancha, que se disputará el sábado 24 de noviembre, a las 16:00 (HB), en el Monumental.
Las redes sociales oficiales del “Millonario” reflejaron el momento de unión entre los hinchas y el DT.
¿CÓMO SE DEFINE AL CAMPEÓN DE LA COPA LIBERTADORES?
Terminó la final de ida de la Copa Libertadores entre Boca Juniors vs River Plate pero el campeón recién se conocerá el próximo 24 de noviembre cuando los argentinos vuelvan a verse las caras en el estadio Monumental, en el choque de revancha y donde uno alzará el trofeo más preciado de la Conmebol a nivel de clubes.
A pesar de que el formato de gol de visitante se ha impuesto en todas las llaves de eliminación directa de esta Copa Libertadores, para la final se suprimió esto y no es factor definitorio que River Plate haya marcado dos goles en La Bombonera. La final tampoco se define por marcador global.
Es decir que, tras el empate de ayer entre Boca Juniors vs River Plate, sólo el que gane se podrá alzar con el trofeo. No hay más opciones. Sin diferencia de goles en resultado global y sin goles de visitante que inclinen la balanza para el cuadro Millonario, en Núñes se define todo.