Hinchas brasileños sufren la eliminación ante la eficacia croata
De la felicidad del gol de Neymar, al dolor por el penal errado por Marquinhos. La tristeza parece no tener fin para Brasil, que ayer se quedó con las manos vacías en el Mundial Catar al perder en el “mata-mata” con Croacia. Echó por los suelos la ilusión de los seguidores de la Canarinha que lloraron por el adiós de su selección.
Como es una tradición, la colonia de residentes brasileños en Cochabamba se reunió en su cuartel general: Resenha, lugar donde hubo música, alegría, colores y emoción, fiesta que se apagó con el mencionado lanzamiento penal errado.
Minutos antes de iniciar el cotejo, los aficionados de la Selecao coparon todas las mesas de Resenha. Incluso, algunos vieron el cotejo de pie. Al final, no importó la forma de ver el lance.
Las aproximaciones de Brasil sobre el arco de Dominik Livakovic se vivieron al máximo, con gritos de emoción ante la alerta del gol. Los 90 minutos pasaron así, aunque en la torcida brasileña se detectó un pequeño sinsabor por la falta de contundencia, tal como sucedió en el pasado duelo ante Corea del Sur.
El tiempo extra o de prórroga dejó una cierta sensación de inquietud, aunque muchos otros aficionados abrigaron esperanzas de que el cotejo tendría variantes a favor de Brasil.
La mayor parte de los asistentes no se equivocó. Mientras el primer tiempo de prórroga se fue diluyendo, cuando los puños apretados y los gritos de desesperación cundieron, el minuto 15 de esa fracción adicional desató la algarabía brasileña: el gol de Neymar.
El tanto del ‘10’ levantó a los asistentes de sus mesas. Las lágrimas de emoción se multiplicaron en los rostros, viviendo la fiesta como si estuvieran en Catar, pero a miles de kilómetros del estadio Education City, pero también lejos de su natal Brasil.
El grito de desahogo y la ilusión de llegar a luchar por el hexacampeonato fueron un bálsamo para tanto sufrimiento por un partido cerrado para Brasil.
Las sonrisas se borraron casi de inmediato, cuando Bruno Petkovic (11’ STE) empató las acciones para Croacia. El silencio y luego los murmullos de enojo se percibieron en el ambiente. La ansiedad y los nervios afloraron también.
El final de los 120 minutos no marcó otra vía más para definir al semifinalista: los lanzamientos desde el punto penal.
Nervios e intranquilidad pusieron más denso el ambiente. Hubo también optimismo, pero en este tipo de definiciones sobra la ansiedad.
El primer penal de Brasil, el que fue cobrado por Rodrygo, dejó en silencio a la torcida brasileña en el valle. Dominik Livakovic contuvo el disparo. Casemiro y Pedro dieron esperanza, pero la efectividad al 100% de los croatas y el disparo de Marquinhos contra el poste dieron la nota final: derrota y adiós de la Canarinha.
Tristeza, dolor y lágrimas de impotencia cerraron una jornada que prometió ser fiesta, pero las ilusiones se retiraron al igual que los asistentes que se marcharon en total silencio.