Ayrton Plaza, el rugbier boliviano que persigue sus sueños en el Viejo Mundo
Ayrton Plaza Figueroa nació el 5 de octubre de 1996 en Cochabamba. Hoy, a sus 28 años, su presente es Málaga, España, pero su corazón por Bolivia lo une con el deporte al que ama y nunca renunciará: el rugby.
Y es que Ayrton nunca soltó esa pasión por el rugby, desde la primera vez que vivió en España (2008-2012), lo avivó en su regreso a Bolivia (2012-2020) y afianzó su retorno a Europa (2020-actualidad). Siempre alternó su vida estudiantil y laboral con la disciplina deportiva, enarbolando la tricolor a donde vaya.
“Estuve aquí en España hasta 2012 (la primera vez) y, en la estancia de los cuatro primeros años que estuve, jugué tres. El primer año no conocía a nadie y ya en el segundo año que estuve aquí, por amigos del hijo de una amiga de mi madre, conocí el rugby, que desde que lo empecé a jugar no lo dejé. Hasta ahora ya son casi 16 años que llevo jugando este deporte”, relató Ayrton a Los Tiempos desde España.
Conocido también en el rugby boliviano, Ayrton empezó su carrera en el Club Rugby de Málaga, luego jugó para Universitario Rugby Club de Cochabamba. Al regresar a España prosiguió en el Club de Rugby Águilas Mijas y hoy milita en Fuengirola Rugby Club.
Desde que entró a una cancha de rugby, se puso la piel de rugbier y asumió este deporte con la misma pasión y optimismo que tiene para afrontar todas sus actividades. Juega en la posición de forward (atacante), pero también actuó en otras posiciones.
Sus innatas condiciones para este deporte lo llevaron a cuatro microciclos de la preselección boliviana rumbo a los XI Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, aunque no quedó en la lista final. Lejos de ser una decepción, Ayrton lo tomó como un aprendizaje más en su vida.
Su rutina semanal para alternar su trabajo, en una fábrica de cocinas, y los entrenamientos es larga, pero provechosa. Muchas veces sale a trabajar y sólo regresa a su casa a descansar.
“Es la vida del extranjero lejos de casa, pues tengo que sacar tiempo para todo. Yo entreno los miércoles y viernes. Salgo de mi casa a las 7:30, que voy rumbo al trabajo hasta las 18:30. Nada más al salir del trabajo, tengo que tomar un tren porque donde yo entreno está a 40 minutos donde yo vivo, es una distancia larga y no estoy en casa hasta las 23:00”, compartió Ayrton.
Uno de sus sueños fue convertirse en rugbier profesional, pero el ritmo de vida que tiene no le da posibilidad de dedicarse de lleno a esta disciplina deportiva, aunque ya el hecho de jugar en Fuengirola (cuarta división) ya le da un ritmo de competencia para encaminarse y no renunciar a su sueño. Juega en una liga competitiva.
Donde Ayrton fue siempre dejó amistades y tiene un lazo común que lo une con ellos: el rugby.
En España no tiene un apodo. Según recordó, le dicen Gordo, mote común para los delanteros en el rugby; otros, sólo le dicen Ayrton.
Se fue de Bolivia con el apodo de Málaga, pero no precisamente porque se inició en el rugby en la ciudad española, sino por otro motivo.
“Cuando llegué me decían Málaga, pero eso porque tiene un significado gracioso, no porque haya jugado en Málaga. Me decían Málaga porque cuando empecé con Universitario era muy flojo y me pusieron eso por ‘malaganudo’”, recordó.