Rodrigo Urquiola: “Quiero vivir de lo que amo, escribir”
Un logro más se añade a la lista de galardones del escritor paceño Rodrigo Urquiola Flores, se trata del Premio Internacional de Relatos Cortos José Nogales de España con su cuento “Ashley”, una historia de una trabajadora sexual. Es el primer boliviano en obtenerlo.
Con sus 32 años, Urquiola se ha consolidado como uno de los escritores más importantes del país y el joven con más premios ganados. En la Feria Internacional del Libro de La Paz presentará su novela “Reconstrucción”, Premio Marcelo Quiroga Santa Cruz de 2018. También prepara un taller de narrativa junto a otros escritores y pronto lanzará su proyecto editorial denominado Tata Danzanti.
Es autor de “Lluvia de piedra”, “El sonido de la muralla”, “Eva y los espejos”, “La memoria invertebrada”, “El bloqueo”, “La serpiente”, entre otros. Con los mencionados libros ganó varios concursos y éstos están a la venta en las librerías de Editorial 3600 y Kipus.
Urquiola, nacido en noviembre de 1986, habló con Los Tiempos sobre sus premios, obras, su proyectos y su percepción de la situación actual de las letras en Bolivia.
- Para muchos tener galardón es un logro y, por ende, una felicidad. ¿Cree que llegó a una etapa en la que se ha vuelto común y/o natural ser ganador de premios con todo lo que logró?
Cuando recibí la noticia estaba pensando en cualquier cosa menos en la posibilidad de recibir un nuevo premio. Sonó el celular con un número privado y yo me estaba preparando para mandar a “volar” a un mal escritor que me había tratado con prepotencia un día antes, porque no le gustó el comentario a su libro que me había pagado por escribir. Por un segundo pensé que querría amenazarme o algo así porque yo le había respondido tal como él me había tratado. Así que fue toda una sorpresa cuando escuché, del otro lado de la línea, un acento español preguntándome si yo había escrito el cuento “Ashley” y contándome que había ganado el José Nogales. Me olvidé del mal escritor. Le di un beso y abracé a mi novia, Ana, con quien caminábamos por Correos. La alegría se sintió como si fuera la primera vez que recibí la noticia de haber ganado un premio, allá por 2010. No me lo esperaba.
- Hace poco, el facilitador de un taller de narrativa dijo que quienes se dedican a las letras no deberían postularse a concursos porque no garantizan que sean o no buenos escritores, ¿qué piensa al respecto?
Soy un padre soltero que cuida de tres niños que quiere vivir trabajando en lo que ama, la verdad poco me importa lo que opine cualquiera sobre los concursos, yo seguiré participando igual. A los premios los veo como el salario que recibe un obrero por la labor que realiza, no te hacen mejor o peor escritor, son un aliciente para continuar.
- ¿Cómo fue el proceso de construcción de “Ashley”, más allá de contar la historia de alguien que conoce?
Si bien Ashley no es toda la historia que quiso contarme mi amiga para que yo, a mi vez, la contara por ella, sí tiene mucho de lo que me dijo. Lo que sucede con el cuento y lo que lo diferencia de la crónica, que es lo que ella quería que yo hiciera, y que pronto publicaré, es que uno puede modificarlo y darle otro sentido estético, aprovechando las figuras literarias y los símbolos. Por tanto, la escritura de Ashley fue similar a la de otros cuentos míos, un ejercicio de libertad.
-¿Qué proyectos más se vienen para su carrera de escritor?
Los próximos viajes me tienen muy ilusionado: Córdoba, Huelva, Mannheim, Karlsruhe y Frankfurt, poco a poco voy completando los destinos. Este año se presenta mi novela Reconstrucción, que el año pasado ganó el Premio Marcelo Quiroga Santa Cruz. También planeo impartir un taller de escritura creativa, denominado Anatomía del Cuento, junto a mis colegas escritores Gabriel Mamani, Daniel Averanga y Rodrigo Villegas, además de presentar un nuevo proyecto editorial, Tata Danzanti. Y, como siempre, escribir y leer.
- ¿Cómo ve a Rodrigo Urquiola de aquí a 5 o a 10 años?
Lo veo leyendo como un adicto y escribiendo cada texto como si fuera el primero de la vida. Sin embargo, lo veo más feliz.
- Desde su mirada, ¿cuáles son las dificultades que está atravesando la narrativa boliviana? ¿Qué es lo que falta?
Bolivia vive un gran momento en cuanto a literatura, despierta el interés en diversos lugares del mundo y la calidad de lo que se produce es bastante buena, tenemos mucho qué decir, eso será. Lo que falta es lo de siempre, una mayor difusión y apoyo del Ministerio de Culturas. Sé que, en otros países, Irlanda, por ejemplo, el Gobierno traduce en otros idiomas a sus autores más destacados y ayuda a que se difundan haciendo tratos con editoriales y auspiciando viajes. Y a nuestra narrativa le falta lo que le ha faltado siempre, aunque, poco a poco, vamos cambiando el panorama: voces de quienes venimos de abajo, de quienes hemos vivido en el patio trasero de nuestro país. Celebraré con mucha alegría el día en el que un chico o una chica del campo sea capaz de narrar, con calidad estética y simbólica, aquello que conoce mejor que nadie.
"Celebraré con mucha alegría el día en el que un chico o una chica del campo sea capaz de narrar, con calidad estética y simbólica, aquello que conoce mejor que nadie". Rodrigo Urquiola. Escritor.