Gestoras y artistas: las creadoras bolivianas van de a poco hacia un panorama de equidad
En el mundo de las artes, como en las escénicas, el rol de las mujeres ha estado destinado al de actriz o bailarina, manteniendo la figura de “musa”. Actualmente hay algunos cambios, pero no son del todo significativos; solo como ejemplo en la última versión del Premio Nacional de Teatro Peter Travesí Canedo, celebrado el mes pasado en Cochabamba, una tercera parte de las 10 obras premiadas fue escrita y/o dirigida por mujeres. Algo similar sucedió en el Festival Itinerante de Teatro Contemporáneo, celebrado por primera vez en La Paz, en el que una de cinco obras en cartelera fue dirigida por una mujer. La proporción de féminas que ejercen roles de dirección, dramaturgia o en el área técnica es mucho menor a la de los varones, sin embargo, esto va cambiando poco a poco. Lecturas & Arte planteó la pregunta de si los roles de las mujeres se están diversificando o ampliando y éstas son algunas repuestas.
Según la gestora Carol Ballesteros, encargada del Festival de Teatro Bertolt Brecht, organizado por el Instituto Cultural Boliviano Alemán (ICBA), los roles se están diversificando, especialmente en el área de producción. “En Cochabamba hay productoras muy profesionales que alimentan la agenda cultural departamental y proporcionan un espacio de encuentro tanto al público como a los artistas”, dice Ballesteros. Asegura que aún hay lógicas machistas que se reproducen entre los artistas tanto en sus obras como en las relaciones laborales, aunque también reconoce que hay un grupo de mujeres artistas que están cambiando esta visión. “Me gustaría ver más escritoras, específicamente en teatro, es un territorio que todavía falta conquistar, pero es un proceso en el que estamos avanzando”, indica.
Para la bailarina y organizadora del Festival Danzénica, Sylvia Fernández, hay un avance respecto a la presencia femenina dentro de las artes. “Hemos conformado una red de productoras y gestoras culturales, lo que hace tiempo hubiera sido imposible, es un grupo que se mantiene en contacto desde hace tres años y hemos tenido encuentros internacionales”, comenta. La gestora y bailarina asegura que lo que aún es difícil es encontrar a mujeres que trabajen en iluminación y otras áreas técnicas.
Según la cantante Fulvia Fossati, en el ámbito de la música popular, desde siempre, de alguna manera se han asignado roles por género. “Los hombres pueden escoger ser cantantes o tocar el instrumento que quieran, las mujeres...pueden ser cantantes. El hecho de ser cantante no es algo malo para nada ni es un papel secundario ni tampoco fácil, pero ¿qué pasa si en realidad lo que quieres es tocar un instrumento?”, se pregunta la artista, para quien ya desde hace mucho tiempo hay dificultades para las mujeres instrumentistas.
“Esto se debe únicamente al tema social, que afecta en dos sentidos: la percepción que los demás tienen de una y la percepción que una misma tiene al respecto, creando así situaciones en que como mujeres aceptamos el hecho de no ser tomadas en cuenta, rendirnos antes de competir y bajar la cabeza, resignarnos a no tener un lugar”, afirma.
Fossati comenta que actualmente el porcentaje de hombres en la música popular es aún desproporcionalmente mayor al de mujeres, pero se puede ver un cambio positivo en la perspectiva de la gente hacia una mujer que toca un instrumento. “Veo más aceptación y que están de a poco empezando a valorar más el talento y el trabajo femenino, incluso hacia las cantantes. Antes era nuestro rol para que la banda tenga una cara bonita, y además ‘cantar es fácil’”, enfatiza.
En otras artes como la literatura, según indica la poetiza Mónica Velásquez, siempre han habido mujeres. “Tal vez lo que ha ido cambiando es la relevancia que se le ha dado desde la crítica a sus obras. Últimamente, que la crítica vive un auge del rescate, son varias las escritoras reeditadas y que están apareciendo a la luz pública, miradas con otros ojos. En dos libros que acabo de sacar con mi equipo de investigadores de ‘La crítica y el poeta sobre el siglo XIX’, por ejemplo, descubrimos que Zamudio y Mujía eran sólo dos de entre muchas y queremos ahora irlas reeditando...”, cuenta la escritora paceña. Agrega que esta visibilidad del pasado literario boliviano es importante, porque más allá de aumentar el número de obras escritas por mujeres es necesario que sean leídas, situadas y valoradas, porque de lo contrario no acaban de estar presentes.
Precedente
“Soledad”, la rebelde
La poetisa boliviana Adela Zamudio nació el 11 de octubre de 1854 en Cochabamba. Como homenaje y reconocimiento a su labor en pro de la igualdad de género, Bolivia celebra el Día de la Mujer en la fecha de su nacimiento.
En 1926 dio su apoyo a la Ley de Divorcio. Pionera del feminismo en Bolivia, en su poema “Nacer hombre” reflejó la discriminación de la que era objeto la mujer.
El 28 de mayo de 1926 fue reconocida como la máxima exponente de la cultura boliviana.
Junto su actividad docente, repartida entre el magisterio y la pintura, a las que dedicó numerosos estudios y conferencias, Adela Zamudio luchó con firmeza por la emancipación social e intelectual de la mujer.
Sus inicios creativos fueron la publicación de algunos poemas bajo el pseudónimo de “Soledad”.
Actualmente veo que la gente está tomando conciencia y empieza a valorarnos más, creo que lo que más nos falta es trabajar nosotras mismas en la percepción que tenemos y de una vez darnos nuestro lugar
Fulvia Fossati
Música