Apuntes de una intervención: La lógica del tercer lugar
Camilo Gil Ostria
Estudiante de literatura
Hace tiempo que iba pensando en qué poder decir, en qué poder hacer ante la situación que atraviesa el país. No me salían palabras, ver la intervención de este grupo del que María Galindo y Mujeres Creando forma parte junto a ciudadanos y ciudadanas autoconvocados, me dio nuevo aire y les agradezco infinitamente por eso.
Empecemos entonces hablando de esa intervención. No, no es una “falta de respeto” ni al arte ni a la historia; lo explico: la mayor falta de respeto, a mí modo de ver, a un hecho, a un monumento, a una persona, es dejar de verlo, naturalizarlo, olvidarlo. ¿Hace cuánto tiempo que no pensábamos en la Guerra del Chaco (1932-1935) como algo relevante en la vida cotidiana? “Fuertes”, una de las últimas películas nacionales (dirigida por Óscar Salazar), me diría que hoy es un tema bien presente. Pero en su visión de la guerra se obvia lo que trabajan con tanta precisión Hilda Mundy, Augusto Céspedes, David Villazón…, que la guerra no fue útil ni siquiera para generar patriotismo, fue una matanza sin sentido. Un sacrificio.
Sacrificio entendido en su sentido moderno, como algo que se anula sin un sentido otro, sin posibilidad de algo mayor, un ideal o algo sagrado (de donde proviene la palabra). Aunque, para los poderosos (en aquella época Salamanca y luego Tejada), el sacrifico sí parecía llevar a algo, quizás a más poder o a ideales, en ambos casos algo que solo les beneficia a ellos. No nos olvidemos, y cito a Wikipedia, que “en 1935 se masacró a campesinos en Pucarani para obligarlos a ir a la guerra”, pero si leemos con atención el problema sabemos que viene de antes.
¿Por qué estoy hablando de la Guerra del Chaco? Porque la escultura que este colectivo decidió intervenir es El soldado desconocido (1972), una escultura del famoso Emiliano Luján (1910-1975) y aunque es imposible saber la intención del autor (¿importa?), a pesar de ser un militar, Luján puso a un soldado muerto, sin rostro, derrotado; se opone así a las visiones idealizadas y románticas. Esta parece ser la lectura del colectivo, quienes tienden entre este monumento y lo que representa un puente con el presente.
La intervención grita que el poder, como sucedió en la Guerra del Chaco, pone al pueblo como carne de cañón, muestra lo egoísta que es el poder, lo desinteresado en su pueblo, de lo peligroso de funcionar en favor de otro. La crítica se sale de las polarizaciones tan funcionales al poder que hoy han estado circulado (se desvincula críticamente de Mesa o de Morales, de la lógica oficialismo y oposición, campesino y urbano), trabaja el tercer lugar, el margen como siempre lo han hecho Mujeres Creando, ese lugar que a mí también me parece el apropiado porque permite movilidad, permite distancia, mirarte a ti mismo críticamente, arrepentirte, dar una vuelta, seguir…
Así, esta intervención también pone en escena las formas en las que nos hemos estado movilizando.